Capítulo 56

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Desde que discutí con Levi mi mente ha estado errática

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Desde que discutí con Levi mi mente ha estado errática. No he sido capaz de concentrarme en absolutamente nada, y mis pensamientos divagan entre escenarios ficticios y recuerdos que hacen que se me aflija el corazón.

No me gusta haber perdido los nervios, pero menos me gusta haber puesto en riesgo la vida de Levi.

El hecho de haberle amenazado con una espada en el cuello me atormenta y me genera ansiedad. En ningún momento quise matarle ni causarle ningún daño, pero la frustración y el enfado me nublaron el juicio.

Como resultado de mi perdida de nervios Levi lleva sin hablarme desde ayer por la tarde. Los demás soldados, que no vieron la escena, puesto que Lorena los obligó a marcharse de allí al notar el estado en el que me encontraba, me han preguntado en varias ocasiones qué me ocurre pero simplemente no sé qué responder.

No sé lo que me pasa.

Tengo un gran peso en el corazón que me impide respirar con normalidad. Mi mente es un bucle constante que me atormenta y me impide pensar con claridad.

Las amenazas, los reproches, los recuerdos... Todo se mezcla y hace que mi corazón arda en agonía. Siento que me ahogo en mi propio sufrimiento.

Por culpa de mi estado no he sido capaz de ser plenamente consciente de todo lo que se decía o planeaba durante la noche anterior. Sé que hablaron con Dimo Revees, el hombre encargado de secuestrar a Eren como tapadera de Kenny el Destripador, pero no recuerdo qué es lo que dijeron.

Lo único que sé es que ahora ese comerciante está de nuestro lado, aunque no sé exactamente el porqué. Quizás tenga que ver con las palabras que Levi le regaló, o las amenazas de Lorena cuando en mitad de la conversación perdió los nervios. Pero en realidad no tengo ni la más remota idea, por lo que todo lo que estoy diciendo no son más que conjeturas.

Aunque si soy completamente sincera me importa poco lo que ese hombre haga o diga o el porqué nos ayuda. Lo único que ansío de verdad es el perdón de Levi, pero soy demasiado cobarde como para plantarme delante de él y disculparme de nuevo.

Desde todo lo anterior ha pasado poco más de día y medio. Ya es casi de noche y nos estamos preparando para tender una trampa a la Policía Militar, la cual nos ha ayudado a planear nuestro nuevo aliado.

Mientras recargo los tanques de gas de mi equipo de maniobras mi cabeza vuelve a desconectarse. Mi mente es un bucle que repite una y otra vez la discusión del día anterior y ni siquiera me percato de la presencia de Dante a mi lado hasta que este toca mi hombro.

—Alisha. —El tacto de mi mejor amigo es suave y delicado, al igual que lo es el tono de voz que utiliza para dirigirse a mí.

—¿Sí? —Por fin soy capaz de volver a la realidad y tomo posesión de mi cuerpo, posando mi mirada en sus ojos.

—Es la hora, hay que ponerse en posición.

Mi amigo me regala una mirada de compasión y yo simplemente asiento, colocando el tanque de gas en mi equipo de maniobras y tapándome el pelo con la capucha de la capa. Mi papel no es demasiado importante, solamente debo intervenir si las cosas se salen de control, y la verdad es que lo agradezco.

Revenge [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora