Capítulo 75

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A veces creo que la vida se ríe de mí

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A veces creo que la vida se ríe de mí. Siempre que he deseado algo con muchas fuerzas ha acabado sucediendo lo contrario, como si mis esfuerzos no fueran suficientes y estuviera condenada a sobrevivir en una vorágine de desgracias que me obligan a nadar contra corriente.

He llegado a la conclusión de que el tiempo no es lineal, sino cíclico. Todo regresa, ya sea antes o después, con más o menos intensidad. Y por desgracia siempre me toca estar en el ojo del huracán cuando eso sucede.

Obviamente, esta vez no iba a ser diferente.

—¡Cuidado! —El grito de uno de los soldados me sobresalta y me obligo a mirar hacia atrás, alejando por primera vez, en lo que me ha parecido mucho tiempo, los ojos del titán bestia—. ¡El acorazado pretende escalar la muralla!

Mi compañero no miente, al contrario, solo hace falta echar un vistazo rápido para averiguar las intenciones de Reiner. No sé ni cómo, pues el golpe de Levi parecía haberlo herido de gravedad, pero ha sido capaz de ponerse de pie en su forma de titán y ha adoptado una posición que amenaza con echar a correr en cualquier momento.

A unos pocos metros de mí veo a Levi acercarse al comandante rápidamente, susurrándole algo que no escucho. Nadie más parece haberle oído, todos están demasiado ocupados mirando a su alrededor como para prestar atención al pequeño intercambio de palabras entre los dos.

—¡El acorazado va a subir! ¡Evitad enfrentaros a él! —Avisa Erwin con seriedad, haciendo un gesto con su brazo para que nos dispersemos.

—¡Entendido! —Chillamos todos al unísono, empezando a correr para alejarnos del centro de la muralla.

Para cuando ya nos hemos alejado varios metros el titán acorazado empieza a correr hacia el muro, recubriendo sus extremidades con endurecimiento.

—¡Quedaos cerca de mí! —Nos ordena Dante una vez nos hemos alejado lo suficiente de la zona conflictiva, manteniéndonos alerta por si en algún momento tenemos que volver a huir o atacar—. Estamos al pendiente de las órdenes de Erwin.

A mi lado Lorena mira hacia la muralla, suspirando fuertemente mientras pequeñas gotas de sudor perlan su frente. David, quien está al lado de Dante, se encuentra exactamente igual que mi amiga: sudoroso, tenso y enfadado.

No hace falta conocerlos mucho para saber que todos están enfurecidos. ¿Qué se supone que ha sido eso de intentar encerrarnos como ratas? ¿Ni siquiera nos consideran rivales dignos para tener una lucha justa? Jugar a la guerra de desgaste no es honorable ni rápido.

Y lo único que deseamos es acabar con esto lo antes posible.

—¿Por qué no atacamos? —Gruñe Lorena a mi lado, agarrando los mangos de sus espadas con fuerza.

—Erwin está analizando al enemigo. —Responde sin más Dante, sin quitar la vista del titán que ha empezado a escalar la muralla clavando sus manos y pies en la piedra—. Está buscando un hueco en su defensa. O aún no se le ha ocurrido ningún plan.

Revenge [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora