Capítulo 77

510 36 2
                                    

Después de ver la determinación de David no he podido no seguirle

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Después de ver la determinación de David no he podido no seguirle. Él corre delante de mí, solo un par de metros por delante, y su vista está fija en el frente, donde Eren parece haberse recuperado del golpe. Está sentado en la muralla mirando fijamente a Berthold. No estoy segura porque aún estamos demasiado lejos, pero creo que Armin está subido a su hombro. Los demás chicos de la 104 se han marchado, no sé a dónde, pero hace rato que no les veo.

—David, no vamos a llegar a tiempo... —Me lamento sin dejar de correr. Mi amigo se gira para mirarme y, pese a que en un principio intenta negarlo, acaba asintiendo a regañadientes—. Seguir corriendo no tiene sentido. Usa tu equipo y busca a los chicos, yo iré con Eren y Armin.

—No pienso dejarte sola. —Niega rápidamente.

Nerviosa, muerdo la parte interior de mi mejilla y vuelvo a escanear la ciudad en busca de una solución. Buena parte de los edificios están en llamas y la otra mitad derruidos. La batalla contra el acorazado ha sido brutal y aun así no hemos conseguido acabar con él.

—¿Esos no son...? —Pregunta David algo extrañado, entrecerrando los ojos para poder ver mejor. Enseguida miro en la misma dirección que él, imitando su gesto, y a lo lejos puedo distinguir a cinco soldados correr entre los edificios, acercándose al titán acorazado.

—¡Son ellos! —Le aviso a David tomándolo del brazo para que aminore el paso. Enseguida se gira hacia mí y yo le agarro de la camisa, nerviosa por lo que sé que intentan hacer—. ¡Van a enfrentarse a Reiner! ¡Tienes que ayudarlos!

—No voy a dejarte sola. —Repite y hace el ademán de volver a correr, pero me mantengo firme.

—¡No hay tiempo para discutir, David! —Alzo la voz ligeramente, tratando de sonar segura—. Yo soy inútil vaya donde vaya, no funciona mi equipo. Pero tú aún puedes volar y te queda una lanza relámpago.

Involuntariamente David baja la mirada hasta su equipo de maniobras, de donde cuelga la lanza, y después me mira a mí. Sé que no quiere que nos separemos, pero es la única opción. No puedo hacer nada, solo mirar, y si David va con ellos aún podemos tener una oportunidad.

—¡Solo son cinco enfrentándose a Reiner! —Explico apurada, señalando al titán acorazado—. No les debe de quedar apenas munición. Es posible que tu fuerza y tu lanza cambien las cosas. No servirá de nada derrotar a Bertholdt si Reiner acabará con nosotros después.

Nervioso, David me mira y más tarde mira a la ciudad, donde de vez en cuando se ven a los chicos de la 104 sobrevolar los edificios. Está claro lo que intentan hacer y, por mucha fe que tengan, sé que cinco soldados no son suficientes para acabar con Reiner. Si lo fueran ya estaría muerto.

—Por favor, David... —Le suplico soltándole de la camisa—. Hay que apostar por el caballo ganador. Tenemos que sobrevivir.

Durante unos instantes mi amigo me mira atentamente. Sé que no debo dar mucha confianza ahora mismo, llena de polvo y con un brazo inerte colgando de mi hombro, pero aun así asiente.

Revenge [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora