Capítulo 18

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La vuelta a las murallas es demasiado tortuosa. Los que quedamos vivos marchamos hacia el cuartel en inquebrantable silencio, casi en fila india, presidiendo a los carros que llevan a los heridos y a los muertos.

Tanto David como Lorena han vuelto junto a su capitán, pero yo me he quedado en la carroza de los heridos cuidando de Dante, puesto que el capitán Levi me ha dado permiso.

Miro hacia mi amigo, que se encuentra profundamente dormido, y le aparto el pelo de su cara con delicadeza. Paso mis dedos por su cabello, tratando de peinarle como a él le gusta.

La sola idea de no haber podido llegar a tiempo para salvarlo me carcome el alma. Siento un gran vacío en mi pecho al imaginarme qué hubiera sucedido si no hubiese buscado a su escuadrón, o aun peor, si hubiese tardado 5 segundos más en emprender mi búsqueda.

- Me has dado un susto de muerte - Le susurro a Dante, que sé que no me escucha, puesto que sigue dormido.

No tardamos mucho en llegar hasta la puerta de Shiganshina. Cuando esta se abre crea un gran estruendo, haciendo que algo dentro de mí se remueva. Siento vergüenza al llegar en este estado. Se supone que nosotros somos la esperanza de la humanidad, no el buffet de los titanes.

Los murmullos de la gente no se hacen esperar cuando empezamos a recorrer las calles del distrito de Shiganshina. Todo son comentarios despectivos e hirientes, y no puedo evitar sentirme mal al respecto.

Levanto la vista y por pura casualidad mi mirada se cruza con la de un niño ilusionado. Sus ojos verdes azulados brillan al verme y abre su boca con sorpresa al mirar a alguien que va detrás de mí. Me giro y veo al escuadrón de Erwin.

Ya veo, con que tu sonrisa iba para el capitán Erwin Smith

Observo al niño durante unos segundos más y puedo distinguir como a su lado se coloca una niña de su misma edad con el pelo del color del azabache. No puedo verle la cara, puesto que tapa su rostro con una bufanda, por lo que no puedo saber si está emocionada de vernos.

De pronto la fila se para y eso me obliga a mirar al frente para saber qué ha pasado. Con cuidado quito la cabeza de Dante de mis piernas y me pongo de pie en la carroza, ahora estática, y veo como el comandante Keith Shadis se encuentra hablando con una mujer que rompe en llanto al recibir algo envuelto en un trozo de tela.

Debe de ser la madre de algún soldado.

La mujer se desploma en el suelo y su llanto se me clava en el pecho como una estaca.

- Dime que por lo menos mi hijo fue útil para la liberación de la humanidad

El comandante pone recta su espalda y con voz firme le contesta:

- ¡Por supuesto!

Miro hacia abajo de la vergüenza. No es verdad, no hemos conseguido absolutamente nada hoy. Solo hemos sido capaces de cebar a esos monstruos y de mutilarnos las extremidades.

Como si mi pensamiento se hubiese compartido con el comandante escucho como este le grita a la mujer, haciendo que levante mi mirada para observar la escena

- No... En esta misión... No, en ninguna de las misiones ¡NO HEMOS OBTENIDO NINGÚN RESULTADO! Soy un incompetente, mis hombres han muerto a diestro y siniestro ¡Y ni siquiera hemos aprendido nada que nos resulte útil sobre los titanes! - Al comandante Shadis se le rompe la voz al hablar. Imagino que, por su tono de voz, y por las caras asombradas tanto de soldados como de civiles, el comandante está llorando.

Sus palabras se clavan en mi pecho como estacas.

¿Todas las muertes han sido en vano? Eso quiere decir... ¿qué Lara murió por nada?

Revenge [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora