Capítulo 74

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Por fin ha llegado el gran día; nuestra oportunidad para recuperar la muralla María

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Por fin ha llegado el gran día; nuestra oportunidad para recuperar la muralla María. Hoy da inicio la misión que cambiará para siempre el curso de la historia de la humanidad, y yo estoy tan asustada que apenas puedo no temblar. Poco a poco, mientras más me acerco a la gran muralla Rose, más siento que debería echar a correr.

Las puertas del distrito de Trost están selladas, por lo que debemos usar los montacargas para llegar hasta el otro lado. Es un fastidio, pues hay que subir todas las tropas y provisiones para después volverlas a bajar, pero así, al menos, tengo tiempo para hacerme a la idea de lo que me espera.

En palabras de Erwin: esta será la misión más importante hasta ahora, pero también la más peligrosa. Es probable que solo la mitad vuelvan victoriosos, o incluso que todos perezcamos en el campo de batalla. No es un discurso muy alentador, pero es la verdad.

Puede que ninguno de nosotros regrese con vida a casa.

Pero quienes lo hagan serán considerados héroes.

«Si nunca he querido ser alabada, ¿qué estoy haciendo aquí?»

La razón por la que me uní al Cuerpo de Exploración ya no existe. Mi misión vital, vengar el alma de mi mejor amiga, ya la he cumplido. Si ya he tenido éxito, ¿qué hago jugándome la vida en esta misión? Debería de estar retirada en una casa en el campo, viviendo de mi granja y del subsidio para soldados retirados.

Estoy cansada. Me he vuelto conformista ahora que no cargo con el peso de la consciencia sobre mí. Ahora que soy libre, ¿qué me impide seguir mi vida con normalidad?

—Novata, sal de tu ensoñación y ayúdame con esto. —Me pide David con la voz algo temblorosa por el peso. En seguida me giro hacia él y le ayudo a cargar dos de las cajas de provisiones que llevaba entre sus brazos, notando el peso de la madera en mis manos, conectándome de nuevo con el ahora.

—¿Estás bien? Has estado muy callada desde que salimos de la taberna. —Me pregunta esta vez Lorena, quien también carga con una de las cajas pero anda un par de pasos detrás de nosotros.

—Sí, solo estaba pensando en la misión. —Me excuso enseguida esbozando media sonrisa, a lo que ella asiente y simplemente sigue hacia delante.

—¿Os podéis dar prisa? —Nos apresura Dante desde unos metros de distancia. Al ser capitán es uno de los encargados de asegurarse de que no falte de nada, por lo que está algo estresado por cumplir con los horarios establecidos—. Tenemos que salir en cuanto se ponga el sol. A este paso saldremos a media noche.

«Es cierto, aun los tengo a ellos.»

—Dante. —Llama Levi a mi mejor amigo, llegando a su lado en un visto y no visto, no sé muy bien de donde, para susurrarle algo al oído. Dante asiente y Levi nos señala donde debemos dejar las cajas en el ascensor. Al parecer va a subir con nosotros.

«Y también lo tengo a él.» Pienso mientras observo a mi pareja apoyarse en una de las paredes del montacargas, revisando que estén todas las provisiones que debíamos llevar hacia el otro lado del muro. Sus ojos grises se pasean con metódica tranquilidad mientras nosotros subimos junto a él al ascensor.

Revenge [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora