Sinceramente, ojalá no hubiésemos leído esos libros. Ojalá nunca hubiéramos regresado a Shiganshina, ojalá hubiésemos vivido tranquilos el resto de nuestros días.
Mientras íbamos hacia el sótano lo sospechaba, pero después de salir pude confirmarlo: no estábamos preparados para la verdad. Como tampoco estábamos preparados para las ovaciones que el pueblo de Trost nos lanzó cuando regresamos a la ciudad.
¿Cómo podían ser tan felices y llamarnos héroes? De más de quinientos soldados solo habíamos regresado doce y, para colmo, descubrimos que habíamos vivido engañados toda la vida.
Quise creer que todos los corazones de los soldados caídos por fin tenían un sentido, pero no era cierto. ¿Qué consuelo había en descubrir que no estábamos solos en el mundo y que, para colmo, éramos el enemigo del resto de la humanidad? ¿Que durante siglos hemos sido perseguidos y exterminados?
Los libros de Grisha, al contrario de lo que nos esperábamos, solo nos trajeron más dudas y preocupaciones. Se suponía que aquellos diarios le iban a poner fin a todo, nos iban a dar una explicación que nos permitiría vivir tranquilos.
Se suponía que después de esta misión me retiraría del ejército con mis amigos, que Dante y Lorena vivirían juntos, que sería feliz con Levi en una casa en el campo, que mi escuadrón y yo nos juntaríamos para comer y pasaríamos las tardes de verano jugando al Tabernero.
Pero Dante había muerto, Lorena prácticamente se había quemado viva y David se había quedado tuerto. Habíamos perdido a casi todo el ejército, a excepción de unos pocos. Y después de aquello, que parecería el momento ideal para renunciar, para desmantelar el Cuerpo de Exploración porque ya no habría nada más que pudiéramos hacer, la amenaza de un nuevo enemigo se cernió sobre nosotros y nos atrapó igual que el frío del invierno te cala hasta los huesos.
Ojalá no hubiéramos llegado a Shiganshina, jamás.
—¿Cómo está Lorena? —Le pregunté a David después de que saliera por la puerta del hospital.
Como era natural, nada más llegar a las murallas fuimos trasladados a las consultas médicas más cercanas. Algunos estábamos mejores que otros, pero todos necesitábamos vendajes y pastillas para el dolor. El médico me había dicho que tenía el brazo roto y que me había dislocado el hombro por una caída. Por suerte pudo recolocarlo con un par de tirones fuertes, aunque, para mi desgracia, tuve que llevar el brazo escayolado durante un tiempo.
A David le tuvieron que operar de urgencia; no hubo más remedio que extirparle el ojo. Por culpa de eso parecía un pirata, siempre con un parche y un humor de perros. También cogió un gusto poco sano por la bebida, pero no podía reprochárselo; desde que regresamos de Shiganshina yo también bebía más de la cuenta.
—El médico me ha dicho que está estable y que parece recuperarse bien, pero continúa inconsciente. —Me explicó cabizbajo, apoyándose en la misma pared donde estaba apoyada yo, la fachada del hospital—. ¿No quieres entrar?
ESTÁS LEYENDO
Revenge [Levi Ackerman]
Fanfic¡¡Esta historia está pendiente de corrección!! 𝐕𝐞𝐧𝐠𝐚𝐧𝐳𝐚 - Daño o agravio infligido a alguien como respuesta o satisfacción a otro recibido "Con el corazón acelerado clavé mis espadas una y otra vez. Una tras otra. Una tras otra. Mis manos se...