Revenge [Levi Ackerman]

Capítulo 61

—Alisha, Alisha despierta. —Una voz lejana me susurra mi nombre mientras duermo. Poco a poco empiezo a ser consciente de mi cuerpo, notando ligeras sacudidas en mi hombro.

Lentamente abro los ojos, encontrándome con la silueta de mi amigo Dante. La habitación está iluminada únicamente por la luz de una vela, por lo que solo soy capaz de vislumbrar su sombra.

Pero aun así sé que es él. Dante es mi como mi hermano, reconocería su presencia en cualquier lado, aun si me faltasen los ojos y los oídos.

—¿Qué pasa? —Pregunto con la voz ronca. De inmediato noto irritación en mi garganta, por lo que carraspeo.

—Toma, bebe un poco. —Para mi sorpresa Dante me ofrece un vaso de agua. Sin dudarlo lo acepto y empiezo a beber bajo la atenta mirada de mi amigo —. Debemos irnos.

—¿A dónde? —Pregunto extrañada mientras miro por la ventana.

«Aún es de noche.»

—Hay nuevas noticias sobre Eren e Historia. Hange y Levi tienen un plan. Nos marchamos a las tierras de Rod Reiss.

No hace falta que me explique nada más, pues por su mirada soy capaz de entender todo lo que sucede. Nos marchamos ahora mismo porque no hay tiempo. Las vidas de Historia y Eren están en peligro, así que debemos actuar de inmediato.

Sin pensarlo dos veces me levanto de la cama y empiezo a alistarme bajo la mirada de Dante, quien ahora está sentado en el colchón donde segundos antes yo había estado descansando. Me muevo rápida colocándome las partes faltantes de mi uniforme y asegurándome de no dejar ningún rastro de mi presencia.

—Listo. —Digo una vez he terminado, girándome hacía Dante quien me mira con una sonrisa —. ¿Qué pasa?

—Nada. —Dice mientras niega con la cabeza. De nuevo vuelve a mirarme, pero esta vez apoya sus manos en la cama antes de levantarse —. No va a ser fácil.

—Lo sé. —Digo convencida acercándome un poco a él.

—Lo vamos a conseguir. —Asegura mientras juguetea con un mechón de mi pelo. Sus ojos azules me miran con ternura y no puedo evitar esbozar una pequeña sonrisa.

—Lo sé. —Repito mientras ensancho aún más la mía.

Dante me mira unos instantes más y después me abraza, rodeándome con sus largos brazos como si fuera una niña pequeña. Por la gran diferencia de altura mi cabeza queda apoyada en su pecho, por lo que puedo escuchar como late su corazón.

De inmediato le devuelvo el abrazo con fuerza, estrechándolo contra mí.

Mentiría si dijese que estoy segura de nuestra victoria. Sé que tenemos muchas más probabilidades de perder que de ganar. Pero eso ahora no me importa. Da igual lo que suceda allí fuera, pues sé que no estoy sola mientras él esté conmigo