Revenge [Levi Ackerman]

Capítulo 64

Ojalá poder decir que estoy tranquila y segura de nuestra victoria pero, para mi desgracia, esa no es la realidad. Si lo dijera estaría mintiendo, y como bien he dicho muchas veces, odio mentir. Yo no miento nunca.

Y es por esa razón que acepto la realidad tal cual es: una putísima mierda.

Todos estamos nerviosos y tensos, aterrorizados de llegar demasiado tarde. Por mucho que la carroza y los caballos corran a toda velocidad aún no hemos llegado a los territorios de Lord Reiss y eso me tiene intranquila.

En el vehículo mis compañeros charlan, aunque no sé muy bien sobre qué. Me he ensimismado hace un buen rato, por lo que he perdido el hilo de la conversación.

La verdad, poco me importa. Estoy demasiado ocupada intentando controlar la ansiedad voraz que me quema las entrañas como para preocuparme de lo que sea que estén hablando Armin, Levi y Mikasa.

—Vas tarde... Corre Alisha, corre. —De nuevo la voz retumba en mi cabeza y tengo que agarrarme con fuerza para no caerme. Siempre que la escucho pierdo el equilibrio y el sentido de la realidad.

«Te odio. Cállate de una puta vez.»

—Alisha...—Me susurra preocupado Dante a mi lado, agarrándome la mano para darme apoyo.

—Estoy bien, no te preocupes por mí. —Le susurro de vuelta intentando que los demás no se percaten de mi estado. Dante tan solo asiente y hace que apoye mi cabeza en su hombro, cosa que agradezco, pues puedo cerrar los ojos sin miedo a caerme hacia los lados.

—¿Kenny el Destripador es un Ackerman? —La voz de Lorena interrumpe mi pequeño momento de tranquilidad y abro los ojos, mirando a todos intermitentemente.

—Sí. —Responde Levi junto con un asentimiento de cabeza, para luego mirar a Mikasa—. Podría ser familia tuya.

Solo yo detecto la ironía en su último comentario, por lo que esbozo un atisbo de sonrisa que pasa desapercibida para el resto. Excepto para Levi, quien me mira con un deje de diversión en sus ojos.

«Sé que adoras que solo yo te entienda.»

—Según decían mis padres, en la ciudad perseguían a la familia de mi padre. Mi madre era oriental, por lo que siempre la discriminaron por su etnia. Pero nunca he podido comprender el odio hacia la familia de mi padre. Al menos, que yo percibiera, no tenía una etnia diferente al resto. —Explica Mikasa con la mirada perdida en el suelo, seguramente recordando su niñez.

—¿Alguna vez sentiste que tu poder despertó de repente? —La pregunta se escapa de los labios de Levi con sutileza, como si fuese un susurro al viento.

Pero aun así puedo escucharle y sus palabras me provocan un escalofrío.

«Sí.»

—Sí. —Responde Mikasa.