Capítulo 22

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[Año 850, 5 años después de la caída del muro María]

Jamás he sabido cómo comenzar a relatar una historia o un suceso, y este no es un caso diferente. Pues, ¿Por dónde empezar a contar el declive de la humanidad?

La caída del muro María fue el detonante para que el egoísmo humano saliera a relucir y comenzara lo que sería el fin de nuestra sociedad.

Ya no queda esperanza. O jamás nunca la hubo. La humanidad ha perdido las fuerzas, y los pocos que aún luchamos sentimos nuestras piernas flaquear por el cansancio. Personalmente nunca tuve fe en nada, y mucho menos en la sociedad, pero esto ha sido la gota que ha colmado el vaso.

Un año después de la pérdida del distrito de Shiganshina la ciudad central envió a campo enemigo a más de una quinta parte de la población, todos refugiados de Shiganshina. Fue una masacre, un auténtico genocidio. Al rey no le tembló la mano al enviar al matadero a todas esas pobres personas que no tenían la culpa de nada y que, aun así, pagaron con sus vidas. Pobres desgraciados.

Derramé una lágrima por cada alma perdida. No pude evitar sentirme profundamente culpable, pues no fui capaz de detener la invasión de los titanes.

Aunque haya pasado el tiempo mi corazón sigue afligido por la muerte de mis compañeros y de los civiles. He aprendido a sobrellevar el dolor, pero todavía hoy hay noches en las que tengo pesadillas donde revivo los recuerdos de aquel fatídico día.

Tremenda forma de celebrar mi mayoría de edad.

Soldado, ya es hora - El capitán Levi se encuentra enfrente de mí, con su impecable uniforme y una taza de té en la mano. Me levanto de la mesa del salón en la que me encuentro escribiendo y cierro mi cuaderno.

- Enseguida capitán - Le respondo para luego marcharme hacia mi cuarto para dejar mis pertenencias y recoger mi chaqueta.

Hoy es la graduación de los cadetes de la escuela militar, concretamente de los pertenecientes a la tropa 104. Como parte de uno de los escuadrones de élite debo asistir a la ceremonia junto al comandante Erwin Smith y los capitanes Levi y Hange.

¿No lo he comentado? Poco después de la caída del muro María el comandante Kaith Shadis dimitió y decidió alistarse en la escuela militar como entrenador de reclutas. A quién nombró como comandante fue al antiguo capitán Erwin Smith. A mi parecer es el mejor comandante que ha tenido jamás el cuerpo de exploradores.

Por mi parte, poco después del ascenso de Smith a comandante, fui nombrada parte de un nuevo escuadrón de élite, junto con Dante, Lorena y David. Somos el escuadrón más pequeño de toda la legión, pero precisamente por eso nos encargamos de brindar apoyo al escuadrón Levi en las misiones más complicadas. El capitán de nuestro escuadrón es Dante, quien aceptó el cargo después de que yo lo rechazara. Jamás me ha atraído la idea de ser capitana, y en el fondo de mi corazón sabía que mi amigo era el indicado para guiarnos.

Antes de marcharme echo un pequeño vistazo a mi aspecto para asegurarme de que todo está en orden. Mi cabellera castaña, recogida en una trenza lateral, me da un aspecto serio pero juvenil. El uniforme de gala, como lo ha bautizado Lorena, hace que mi figura resalte. En realidad lo único especial que tiene este traje es que la camisa es de un material más fino y la chaqueta está hecha a medida, además de que la insignia del cuerpo de exploración brilla más. Por el resto el uniforme es exactamente igual, incluso llevamos puestos los arneses para colocar el equipo de maniobras tridimensionales.

- ¡Vamos novata! Vamos a llegar tarde - La voz de un David impaciente se hace presente en cuanto pongo un pie fuera del cuartel. Mi amigo, que ya se encuentra montado en su caballo, tiene sujetado a Itzé a su lado, esperando a que llegue.

Revenge [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora