Capítulo 76

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Nunca creí vivir una explosión así

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Nunca creí vivir una explosión así. En un momento estaba encima de uno de los tejados junto a mis amigos, intentando huir antes de que Bertholdt se transformara, y al otro tenía a Dante chillando mi nombre y abrazándome con fuerza.

No sé qué ha pasado después de eso, la onda expansiva nos ha enviado con tanta fuerza hacia adelante que irremediablemente nos hemos separado. Yo he caído en una calle cercana a una avenida principal, pero me he dado tan fuerte en la cabeza que no puedo ver ni oír nada. He debido de volar varios cientos de metros.

Tengo la vista borrosa, apenas puedo mantener la cabeza recta sin caerme hacia los lados, y los oídos me pitan tan fuerte que creo que me voy a quedar sorda. Mis pulmones arden, el aire entra a trompicones y apenas puedo respirar. Pero lo peor no es eso, sino mi brazo, que ha caído inerte a mi lado. Me duele tanto que no puedo hacer más que llorar mientras me lo agarro, tirada en el suelo mientras gruño por el dolor y la impotencia.

Poco a poco mis oídos empiezan a recobrar la normalidad y siento como todo el suelo vibra por las pisadas del titán. Está lejos de nosotros, pero aun así siento como mi alma tiembla con el retumbar de sus pasos.

—¿Y Dante? —Pregunto al aire cuando consigo sentarme apoyando la espalda en una de las paredes. Intento buscarlo, pero no le veo. En realidad, tengo la vista tan nublada que apenas puedo distinguir nada.

Hasta que después de unos minutos consigo distinguir los aullidos de agonía de Lorena, que me hacen girar mi cabeza hacia el cielo, de donde vienen los sollozos.

—¡Quema! ¡Quema! —Le escucho chillar con todas sus fuerzas, rasgándose la garganta con sus gritos. Su llanto se escucha alto y fuerte, pese a que hay más de diez metros de altura desde el tejado de la casa hasta el suelo.

«¿He caído desde ahí?»

—¡Lorena! —La llamo preocupada, pero mi amiga no responde, tan solo sigue sollozando.

—Alisha. —Tomándome por sorpresa David aparece, llamándome mientras apoya su cuerpo en una pared cercana. Ha debido de caer en algún callejón cercano, pero a juzgar por su ropa llena de polvo ha tenido que arrastrase durante un buen rato para alcanzarme.

Pero su ropa no es lo que me preocupa, sino su cara. Está completamente destrozado, su rostro está lleno de cortes y está sangrando muchísimo. Me mira con pena con su único ojo abierto, acercándose a mí a paso lento mientras deja ir gemidos de dolor. Mientras su ojo derecho, hinchado, cerrado y amoratado, rezuma sangre y suciedad.

—¡David! —Suspiro asustada, acercándome a él como puedo. Todavía estoy demasiado mareada como para andar en línea recta, pero me ayudo de las paredes para alcanzarle.

—¿Estás bien? ¿Puedes caminar? —Me pregunta una vez he llegado a su lado y yo solo asiento—. Bien, ¿sabes dónde están Lorena y Dante?

Rápidamente niego con la cabeza y por culpa de eso me azota un mareo tan fuerte que necesito apoyar mi cabeza en la pared para no caerme, pero aun así contesto.

Revenge [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora