Capítulo 68

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El tiempo pasa rápido y lento a mi alrededor

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El tiempo pasa rápido y lento a mi alrededor. Mi cabeza da vueltas, recordando e imaginando, impidiendo que me concentre en algo en concreto. Estoy perdida en mis propios pensamientos. Solo puedo fluir, observando todo lo que me rodea sin llegar a prestar atención a nada.

La carroza que nos lleva hasta Orvud corre lo más rápido que puede. Los caballos relinchan, la madera cruje y los baches nos hacen dar ligeros saltos. A nuestro alrededor más soldados cabalgan al mismo paso protegiéndonos.

Los demás hablan sin parar, pero para mí sus palabras no son más que un murmullo lejano.

Estoy aterrorizada y excitada. Siento tantas emociones que mi piel se eriza cada vez que pienso en lo que estoy a punto de hacer. Sé que es mi culpa que todo esto haya llegado hasta este punto, pero pese a eso solo puedo sentirme complacida.

Después de tantos años y lágrimas, de promesas al cielo y de odio profundo. Hoy por fin voy a poner fin a la vida de Rod Reiss.

Por fin siento mi sueño al alcance de mi mano.

«No pienso fallar esta vez.»

«No lo harás.»

—Todo saldrá bien... —Susurro mientras junto mis manos y las llevo hasta mi frente en una especie de plegaria a la que nadie parece prestar atención.

Los cascos de los caballos me llenan los oídos y el viento me revuelve el pelo. Es una noche de verano preciosa y cálida, igual a la noche en la que murió Camila.

«Será esto una señal.»

—Ya casi llegamos —Dante, quien hasta ahora ha estado hablando con los chicos de la 104 y el resto de los capitanes, me susurra al oído mientras me da leves toques en el brazo para despertarme —. No tardaremos mucho más de 5 minutos.

Por fin soy capaz de focalizarme en algo y salgo de mis pensamientos, clavando mi mirada en las murallas que se alzan ante nosotros. La luna llena las ilumina y las hace ver majestuosas, pese a que en el fondo no sean más que un amasijo de piedra gris.

—Tiene que haber una forma de salvar a la humanidad sin la sangre de los Reiss. —La voz de Mikasa llega a mis oídos haciéndome sentir confundida. En seguida giro mi cabeza en su dirección y la miro con el ceño fruncido, pues no entiendo a qué ha venido su comentario.

—¿Eren ha vuelto a sugerir que se lo coman? —Le pregunto confundida a Dante, quien suspira antes de contestar.

—Sí.

Al instante pongo los ojos en blanco y suspiro irritada.

Sí, puede que le tenga cariño al ojiverde, pero sus actitudes me sacan de quicio.

—Eren. —Lo llamo de mala gana, provocando que me mire confundido. Al igual que él el resto de personas que viajan en la carroza clavan sus ojos en mí —. ¿Cuándo vas a entender que no eres un mártir? No vas a morir, no pienso dejar que lo hagas.

Revenge [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora