Capítulo 53

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—Nos ha ido de un pelo

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—Nos ha ido de un pelo. —Dice Connie algo consternado mientras admira las vistas de la colina.

Estamos escondidos en lo alto de una montaña cercana al refugio. Desde nuestra posición podemos observar perfectamente como un grupo numeroso de soldados de la Policía Militar revisan todo el terreno en nuestra búsqueda.

En mi pecho se arremolina un sentimiento que, pese a conocerlo muy bien, hacía años que no sentía.

El sentimiento de sentirme una presa a punto de ser cazada.

—Ni que lo digas Springer. —Le contesta David soltando un profundo suspiro y fregándose la cara con ímpetu, como si quisiera alejar un pensamiento de su cabeza.

—Debemos darnos prisa. —Digo comenzando a avanzar de nuevo. Pocos segundos después el resto de soldados me siguen.

Somos un grupo reducido y estoy aliviada por eso. Los grupos pequeños son menos difíciles de localizar.

—¿Cómo sabía el capitán Erwin que los militares vendrían a por nosotros? —Pregunta al aire Armin y yo suspiro mientras Levi responde.

—El gobierno ha suspendido las actividades del Cuerpo de Exploración. Han prohibido las misiones más allá del muro.

—¿Y eso qué tiene que ver con que tengamos que huir? —Pregunta Lorena —. Está claro que esos soldados querían algo más. Nadie enviaría a toda una tropa de soldados solo para impedir que salgamos de los muros.

—Quieren a Historia y a Eren. —Digo finalmente, alternando mi mirada entre los dos mencionados.

Al instante sus hombros se tensan y me siento terriblemente mal por ellos.

«Si las cosas se complican no sé si seré capaz de protegerlos.»

—Justo después de que el comandante me entregara la carta un grupo de soldados de la Policía Militar fue a verle. Fue indignante, lo trataron como a un criminal. —La chica que nos había entregado la nota, Nifa, se lamenta a mi lado mientras avanza a mi ritmo.

—Esos cabrones ya no actúan a escondidas. —Maldice Dante por lo bajo y yo asiento en respuesta.

—Ya no les importa aparentar. —Sentencia Levi deteniendo su caminata, provocando que todos los demás del grupo le imitemos.

—¿Qué secreto de la muralla es tan importante como para llegar hasta este extremo? —Se lamenta Hange llevando ambas manos a sus sienes y empezando a frotarlas lentamente.

Echando un vistazo rápido al grupo se me encoge el corazón. Todos están asustados y enfadados, como si hubieran sufrido una gran traición. No se merecen pasar por nada de esto, y mucho menos los chicos de la 104. Son demasiado jóvenes.

—No podemos quedarnos aquí, hay que avanzar. —Digo después de unos segundos de silencio, en los cuales escucho de fondo los gritos de la Policía Militar y el sonido de unas llamas.

Revenge [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora