[ JJK ] Blood Ink ✔️ TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL

23: Reunión

Llevo al menos una hora y media caminando por el oscuro bosque.

Una hora y media caminando sobre palos y rocas arrastrando los pies por la maleza no transitada. Tengo que admitir que hay algo de sudor que se acumula en mi frente a medida que avanzo, enfriándose rápidamente con el aire frío.

El silencio de la noche y del bosque, el suave parloteo de los insectos y los animales son las únicas cosas que me hacen compañía mientras viajo.

Hace frío sin mi pesado abrigo. El aire hiriente entra siseando por los huecos de mi ropa rasgada y se arrastra contra mi piel, tensando y levantando el vello de todo mi cuerpo.

Me entretengo exhalando mis nubladas respiraciones en largos y nebulosos chorros delante de mi, y luego me abalanzo directamente en medio de ellos.

Nunca me relajo.

Incluso cuando la sangre se seca y mis pies trotan, mis hombros no se inmutan de la posición tensa en la que los mantengo encerrados. Constantemente, los sonidos de pasos astutos o voces débiles son cosas a las que presto atención.

Es una presión que me pica en el fondo de mi mente, una vocecita que me grita que tengo que vigilar mi espalda, mi frente y mis costados, porque ellos son profesionales en esto.

Ellos son profesionales y yo estoy perdida en el bosque, así que obviamente estoy en posición de desventaja.

Me pregunto si Jungkook no se habrá desangrado en el suelo del bosque.

Mordiéndome el labio para que el dolor me devuelva la atención, dejo de pensar en esas cosas y continuo mi camino. No pasa mucho tiempo hasta que los árboles empiezan a adelgazar y una tenue luz brilla entre los huecos.

Salgo del bosque y entro en una carretera asfaltada, cuya superficie lisa y uniforme alivia a mis cansados pies. Una farola brilla con fuerza en algún lugar lejano, iluminando el tramo en el que me encuentro.

A lo lejos, puedo ver otra, y luego otra, formando un rastro de luces que conduce a un tenue resplandor más allá. Un pueblo, espero, y uno que no esté demasiado lejos.

La esperanza y la anticipación ocupan la preocupada cavidad de mi pecho.

Si hay un pueblo, puedo conseguir comida. Ropa. Tal vez incluso un autobús.

Y el lugar donde puedo subir a un autobús es el lugar de mi salvación.

Puedo alejarme de aquí, de Seúl, de todas partes y de todos los que me persiguen.

Esta vez, me voy al campo en lugar de a la ciudad, y vuelvo a cambiar de nombre. Es fácil imaginarme en verano, enfundada en un overol y con una visera mientras trabajo en los campos de una granja en el campo.

Ser agricultora el resto de mi vida me parece apacible, y tan normal. Debería haber ido allí para empezar.

Este paseo pasa más rápido debido a mi excitación, que pone un rebote en mi paso. Casi bailo cuando empiezan a aparecer pequeños edificios a mi izquierda y a mi derecha, la dulce quietud de una pequeña comunidad al borde de la carretera me abraza.

Hay una pequeña tienda que tiene un cartel luminoso de Abierto 24 Horas colgado en el escaparate, lo que agradezco enormemente. El interior es tranquilo y cálido, iluminado por luces fluorescentes que zumban ligeramente, como un enjambre de moscas que revolotean por la zona superior de la tienda.

Una mujer de mediana edad está sentada detrás del mostrador de la caja, mascando chicle y luchando por mantener los ojos abiertos. Cuando entro, murmura un saludo somnoliento, sin prestarme demasiada atención.