21. Ella:
Una explosión fue el entendimiento de todo.
Tiempo colisionando con todas las dudas que nos envuelven, notas y letras formando una verdad absoluta, una onomatopeya en la que entendí todo porque no tuve nada que cuestionarme. Las cosas a mi alrededor comenzaron a tornándose a furor que logró poner todo en su lugar y hacer las cosas invisibles en nítidas, tangibles, las respuestas cayendo al mismo tiempo que se disipaban, un sólo dios tomando todos los rasgos indistintos e imaginarios geográficos, uniendo cada partícula para cubrir la capa terrestres y hundirnos en un pedazo de tiempo que creció hasta el espacio para alzarse y cubrir los vacíos deletéreos que nos arrasarían hasta una utopía reprimida, imperecederamente buscando problemas como excusas para impulsarse a seguir existiendo.
Todo eso en mis manos. Por un momento, pude tocar todo lo que me rodeaba sin dudarlo. Todo existió sin cupo a alguna duda mientras veía el armazón cerrado, estático y tácito.
Me quedé parada, escuchando el silencio por mi comunicador, el sonido del agua, ninguna bocanada.
Y luego la cuenta regresiva comenzó y las cosas sucedieron cómo debían de hacerlo: los segundos pasaron lentamente, el piso dio paso a dos círculos de identificación con sus anillos verde de circunferencia, y me subí, a paso lento, a uno, aun esperando que el segundo tuviera algún tipo de presión sobre él, activándolo, todo como hubiera pasado si esos cinco segundos hubieran transcurrido o no. Aun así, mi empuje creó la opresión suficiente para darle la bienvenida a una puerta que llevaba hacia dentro de la agencia.
Victoria estaba parada al otro lado de la puerta, con sus manos entrelazadas enfrente de ella, viéndome fijamente, de esa manera tan legible que despreciaba, sin ningún deje de vacilación en su mirada. Nos encontrábamos en uno de los pasillos deshabitados de la agencia, con un vacuo sonido y una gélida temperatura.
Sinceramente, no sentía nada. Y no lo hice hasta que ella habló, desbocando en mí ese poder que nunca debí de haber permitido.
—Siempre has fallado con el trabajo en equipo— dijo en español, negando con la cabeza. Buscó su mirada con la mía, sin encontrarla.
Subí mi mirada hacia ella, lentamente, chalada y en ninguna realidad al mismo tiempo, guardando mi comunicador dentro de mis bolsillos traseros.
Alzó sus cejas, en un gesto expectante.
Y ese fue el catalizador.
— ¿Qué van a hacer con él?— pregunté finalmente en francés, tronándome los dedos, nerviosamente.
—Habla en español, por Dios. Y lo mencionaremos en el honorario del mes, como a todos los demás— dijo, con un neutro tono de voz.
— ¿Por qué estábamos en ese nivel?
Ella simplemente se dio la vuelta, indispuesta a contestarme.
Y ahí fue cuando estallé, cuando los sentimientos comenzaron a tornarse en la única realidad que conocía, sintiendo todo lo reprimido ante comandos erróneos, pizcas de temor con inseguridades y amargura con euforia tornándose en desconcierto y tristeza. Me dieron ganas de ir hacia ella, tomar su cabello y gritarle, herirla, hacer el tacto que fuera necesario para poder tener los segundos en mis dedos y volcar el tiempo, volverlo en algo moldeable, inclusive herirme a mí misma. Mis manos se movían con frenesí, intentando tocar algo quimérico, y mis labios se movían de un lado a otro, guareciendo palabras tácitas jamás dichas.
Hice mi rostro hacia atrás, entrecerrando mis ojos, y apreté mis dientes delanteros.
— ¡Esa ni siquiera debía de ser nuestro nivel!— alcé mis manos, molesta, la cólera hablando por mí. Ella se volvió hacía mí—. Fue tu maldita idea, ¿no? ¿Querías probarme? ¡Siempre has estado jode y jode con el tema de que no sé trabajar en equipo! ¿Y tú qué, Victoria?
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1. Agente TF01, origen.
ActionHay grietas llenas de dolor y de misterios; ahí es donde nacen las dos agencias cuya rivalidad es tan grande que su objetivo es olvidado. Tamara sabe perfectamente cómo controlar su doble vida como una agente y una adolescente: tiene amigos, pa...