52.Ella:

273 82 8
                                    

52. Ella:

Comencé a a notar lo monótona que podía llegar a ser la película mientras nos sufragamos en el silencio, más despiertos que nunca, con piernas con cortadas, nuevas cicatrices que nunca se quitarían, y recuerdos que permanecerían recónditos dentro de nosotros, que nunca mencionaríamos, porque así seríamos nosotros, nunca cederíamos. Después de unos minutos logré acomodarme completamente, sin el miedo de que mi rodilla rozara su pantalón, o a mi codo el suyo, al igual que su respiración mi hombro, junto con el sonido de la tormenta. En un momento de la película, sentí a Tom volverse hacia mí, y me dijo:

— ¿Así que agente TF0, eh? ¿Estás nerviosa por la misión pírrica?

— Es equis, la verdad— dije, encogiéndome de hombros y sin apartar la mirada de la pantalla—. No pienso mucho en eso. Ya ni siquiera sé si voy a ir, no después de lo que nos dijo Victoria.

— Tamara—  me leyó el gesto, y yo pausé la película, para volverme hacia él.

— ¿Qué?

Alzó ambas cejas, expectante. Me quedé callada algunos segundos, pensativas.

— Salir con vida es matarlo o dejarlo en la calle— concluí—. Sé que, en este mundo, todo es matar para que no te maten, hacer lo que no quieres que te hagan a los otros para que no te lo hagan a ti, porque yo, siendo mujer, en este lugar, tengo tantas posibilidades que morir y vivir que un hombre. Pero... ¿matar a sangre fría, Tom? — Sacudí mi cabeza—. Sí, sí he matado. Algunas veces las balas narcotizas o tranquilizantes se acaban. Todos en la agencia lo hemos hecho, pero... pero las circunstancias son diferentes. Me refiero a ese asesinato que haces viendo la vida de la persona en los ojos, en la que puedes decidir. Eso es diferente.

Se quedó en silencio, apretando sus labios y asintiendo.

— Yo maté así— dijo él, volviéndose hacia mí cuando soltó lo último, como si estuviera intentando leer mi reacción, un libro abierto—. No fue el primero, pero a ella simplemente... quise matarla.

Respiré profundamente, sintiéndome como una estúpida. Asentí.

— ¿Al final quién soy yo o el mismo ser humano para ponerle reglas a los comportamientos? Madre santa, eso sonó demasiado choteado. 

Asintió, lentamente, reflexivo.

— Boom—dijo.

— Bang— dije.

— Estaba enojado en general, era un pendejo en ese entonces, pero no es excusa, ¿me entiendes?— se encogió de hombros—. Créeme, ahora revivo esa escena muchas veces en mi mente, hago todos los movimientos que sé en ella para no tener que apretar el gatillo, para no sentir su sangre salpicando en mi cara, pero lo hice, ¿me entiendes?— asentí y me quedé callada, sabiendo que la evolución de la gente y su trascendencia era lo mismo que cambiar, que no todo era tan cerrado, y notándolo en Tom, cómo es que había logrado encontrar aquellas piezas de quién se suponía que debía de ser en un momento inadecuado—. Me enferma la idea: maté a alguien porque quise, porque la verdad es que se siente bien si estás enojado, no te miento. Pero...

—Pero por lo menos estás siendo honesto, y es la verdad es que eso es bastantito.

—Pero ahora ya no estoy enojado— sacudió la cabeza—. Fue algo momentáneo que tuvo una repercusión perpetua, algo que pude haberlo evitado. En cambio en las otras no pienso tanto porque ahí si no tuve de otra, inclusive aunque tuviera once años y la cuestión fuera salvar a un niño y a mí, o no a alguien más...

— Si fue así no eras tú y un niño por él, Tom— lo corté, lentamente—. Los dos eran unos niños inocentes, a fin de cuentas.

No dijo ni hizo algo.

1. Agente TF01, origen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora