24. Ella:
Miré hacia arriba justamente en el momento en el que la luz del cuarto se iluminó sobre mí. Levanté mis manos, dándome cuenta que no podía moverlas, e intenté moverme a mí alrededor, dándome cuenta que tampoco podía hacer eso. Estaba sujeta contra una mesa, mis extremidades acomodadas en una incómoda posición de estrella, sólo en ropa interior, haciéndome sentir completamente expuesta ante el aire a mi alrededor, intercalándose. Miré hacia arriba, encontrándome de nuevo con las luces centellando sobre mí, encendiéndose y apagándose, como si estuvieran palpitando al ritmo del latido de mi corazón.
Sabía a qué me había sometido, pese a que Victoria me había advertido sobre la intensidad de esa prueba y lo había sin su consentimiento: una simulación de dolor artificial. Con un cable que daba una conexión hacia mi sistema nervioso, él era capaz de reproducir ciertos sentimientos y sensación inexistentes. No era la primera que se hacia la prueba, así que eso no me preocupaba.
Sentir algo. Eso era lo único que pedía. La adrenalina se había comenzado a mezclar en estrés, disparates en el aire y visiones a mi lado, fantasmas corriendo a mi lado. Nada era puro, un camino recto que seguir y con instrucciones, como yo deseaba. Y lo único que había estado siguiendo me había llevado al lugar donde estaba, buscando una respuesta entre el miedo, los atisbes fúnebres que te hacen sentir advenediza.
Las proyecciones comenzaron a titilar a mí alrededor, convirtiéndose en todo el escenario atmosférico que me rodeaba: carros corriendo alrededor de una pantalla, moviéndose y oscilando en mi circunferencia, como si estuviera dentro de una esfera que se mecía. Miré hacia arriba de nuevo, notando cómo los focos comenzaban a relampaguear lentamente, acortando la actualidad en diferentes añicos.
—Sigrid, ¿me puedes escuchar?—escuché una voz masculina en inglés hablándome. La reconocí como Novak, un neurólogo de la agencia que había llevado a cabo el proyecto, junto con gente con estudios de neuroanatomía, electroencefalografía, radiólogos y neuropsicología para calcular los efectos. El examen de diagnóstico consistía en aplicar los sistemas de tomografías, angiografías cerebrales, imágenes por resonancia magnética, electromiografía y la nocicepción en toda la habitación para crear ese análisis y medir los puntos de presión.
Asentí, recordando segundos después que él no me podía escuchar.
—Sí— dije, humedeciéndome los labios y entrecerrando los ojos a causa de las luces.
— ¿Lista?
Apreté mis labios, sabiendo que estar lista o reparada para algo no me iba a ayudar en nada. Acabar con ello sí. Tomé un fuerte respiro.
—Tú dale.
—Cualquier cosa, tú sabes qué decir y cuándo.
—Chinguetas, Novak— gruñí—. Me estás haciendo pensar las cosas de más.
—No sé qué significa eso.
— ¡Que le des antes de que me arrepienta!
Comenzó como un constante dolor de cabeza pulsante agudo, recorriendo mi cuello hasta mi sien, seguido por una la hinchazón en mi cráneo, al mismo tiempo que la velocidad de los carros alrededor subió, pasando estrepitosamente a nuestro alrededor. Comencé a tener la necesidad de frenarlos, de pararme en la mitad de la calle y parar esa aceleración que me rodeaba, que me fastidiaba. Por el momento, aun así, las cosas no iban tan mal.
Tendría que quedarme con esa idea cada segundo. Partiendo de ahí, las cosas no serían tan malas, segundo tras segundo, una secuencia que no perjudica.
La opresión sobre mi cráneo continuó paulatinamente, seguido por una quemazón en la planta de mis pies, mi pulso acelerado y las luces incapaces de mermarse, subiendo su intensidad. Arqueé las plantas de mis pies, originando que el malestar subiera aún más cuando los músculos de éstos se contrajeron, avivando la potencia. Respiré profundamente, intentando dejar de sentir eso y calmando mi respiración.
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1. Agente TF01, origen.
ActionHay grietas llenas de dolor y de misterios; ahí es donde nacen las dos agencias cuya rivalidad es tan grande que su objetivo es olvidado. Tamara sabe perfectamente cómo controlar su doble vida como una agente y una adolescente: tiene amigos, pa...