35. Ella:
Estaba nerviosa. Manos sudorosas, axilas transpirando, respiración jadeante y manos agitadas, moviéndose de un lugar a otro frenéticamente, haciendo que los segundos de mi clase de física se pasaran cada vez más rápido, como si se estuvieran tragando a sí mismos y al paso del tiempo simultáneamente.
Una vorágine de sentimientos corrían por mí, al mismo tiempo que millones de escenarios sobre el nivel 15, situaciones que podía controlar con mis manos, pero que al mismo tiempo se deslizaban de mi alcance. Lo peor de todo era que ni siquiera sabía por qué íbamos a ir para allá.
La adrenalina y la ansiedad de terminar con algo para saber que puedes sobrevivirlo. Sobrevivir eso para saber que estás con vida. Estar con vida para poder vivir para esa sensación, esa adrenalina, ese frenesí.
Al terminar el horario de clases comenzó mi clase co—curricular, que era la de deportes.
—Ah, me choca deportes—se quejó Driek, estirándose a mi lado.
Terminando nuestras clases nos habían dado treinta minutos para comer y cambiarnos. Tom y yo nos habíamos dirigido al carro y habíamos sacado la comida que teníamos preparada en ese día, a furtivas de Driek, quien no me hostigaba, pero apreciaba la presencia de su única amiga. Después de eso, nos habíamos dirigido hacia la pequeña cancha de fútbol, en la que el resto de los semestres estaban divididos en pequeñas sesiones.
Driek vestía unos pantalones cortos, dejando sobresalir sus esmirriadas caderas y piernas, y una camisa naranja, pegada a su raquítico y enclenque cuerpo, con su cabello algo grasoso y agitado a causa del viento.
Yo estaba vestida con unos pantalones de yoga pegados para cubrir mis quemaduras, una camisa con mangas que se pegaba a mi cuerpo y tenía recogido mi pelo en un moño alto, evitando así percances, sin tomar la situación como algo ventajoso para exhibir mi cuerpo.
— No es tan malo— le dije, sentándome en el suelo, abriendo mi piernas y poniendo mis manos enfrente de mí, mientras me estiraba cada vez más hasta que mi rostro y mi torso quedó pegado al suelo, el estallido de mis huesos escuchándose unos segundos después, adaptados.
Subí mi espalda, la arqueé hacia atrás, dando una voltereta hacia atrás, y terminé poniendo mis manos sobre mis muslos, tronando mis dedos y haciendo mis hombros hacia atrás.
Al abrir mis ojos, vi a Driek lanzándome una mirada extraña.
—Es que...cuando estoy aburrida me pongo a estirar.
Él sólo asintió, lentamente, y volvió a intentar sus estiramientos: tocar sus pies torpemente, dando como evidencia que sus piernas eran demasiado largas para su control. Me puse de pie y estiré mis manos hacia arriba, torciendo mi espalda. Segundos después, tomé mi pierna y la comencé a elevar, pegándola hasta mi tronco, recargándome con una grada que estaba a mi lado. La bajé un poco, posicionándola en el suelo de nuevo, y bajé completamente, elevando mi pierna contraria en el movimiento.
Alguien tomó mi pierna y la hizo hacia atrás, levantándome bruscamente.
— Oye, ven— Tomás me tomó del codo, entrelazándolo con el mío, rozando levemente mi mano, y me comenzó a llevar hacia el otro lado de la cancha.
— Eh, ¿Qué traes?— exigí, haciendo mi hombro hacia atrás, pero él no me soltó—. Déjame.
—Sólo ven. No hagas tanto guato.
—Te voy a pegar.
No me soltó.
Le torcí la oreja, y él soltó un gemido.
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1. Agente TF01, origen.
ActionHay grietas llenas de dolor y de misterios; ahí es donde nacen las dos agencias cuya rivalidad es tan grande que su objetivo es olvidado. Tamara sabe perfectamente cómo controlar su doble vida como una agente y una adolescente: tiene amigos, pa...