6. Él#2.
Sus pasos habían sido mi camino desde tiempo atrás.
Era buena. Quizás no en el esquema o con el patrón predeterminado por la agencia: con movimientos delicados, con gracia y tranquilidad, sino con agilidad, docilidad y brusquedad. Pero aun así, esa diferencia era destacable.
Es normal que en la vida nos encontremos con aquellos corresponsables estereotipos de perfección o de deficiencia. Sin embargo, también es común encontrar que una persona cuya sonrisa parecía ser una ventisca en una tarde de verano no esté más que llena de amargura, o encontrar a una persona cuya mirada de desdén no sea más que una caratula de miedo y de afecto. De alguna manera, algunos terminamos siendo lo opuesto a lo planeado, siguiendo las siete leyes de atracción. Lo más común es encontrarse algo que ni siquiera es lo opuesto de lo que habíamos estereotipado, inclusive algo que ni siquiera es conocido, actitudes estrafalarias y desconocidas, palabras y modismos foráneos, movimientos de hombros compulsivos y pegajosos, tonos de voces lejanos que se convierten en cercanos y se repiten una y otra vez en la mente.
Eso había hecho yo. Había construido una crítica negativa en ella, un disfraz transparente y superficial desaprobatorio, como un niño celoso que sólo busca los defectos de alguien para esconder los suyos. Al igual que había crecido con otra fantasía, una ideología errada de que en donde estaba había bandos, que ese mundo se dividía en discrepantes, no en millones de conjuntos independientes imposible de conectar y marcar como buenos y malo.
La diferencia es que yo seguía creyendo una. La otra, ya la había derrumbado junto con el resto de las falacias que había lanzado al aire, dejando que alguien más las atrapara.
Después de verla entrar sigilosamente a la casa, la seguí con trémulos y tácitos pasos. Con el tiempo, había logrado poder aglomerar sus movimientos, sobrepasar y vaticinar algunos de sus pensamientos y decisiones.
Imité sus pasos, con un poco más de seriedad. Ella parecía tomarse todo como si fuera un videojuego: riendo por lo bajo, profiriendo maldiciones en diversos idiomas, como un pequeño niño en una aventura, un cuerpo acentuado y ligeramente viril. Su actitud con la gente, sin embargo, era profesional.
Subí por la chimenea. Me quedé sostenido por las cuatro paredes con mis dos piernas y una mano. Mientras tanto, con mi mano libre, saqué un pequeño transmisor que mostraba la grabación obtenida desde la cámara en su traje, la cual había sido exitosamente interferida. No había sido muy buena idea: habitualmente ponía su mano sobre mi pecho, cubriendo así la escena.
Se había alejado de la sala. Estaba por las habitaciones. Podía salir.
Bajé con delicadeza y cuidado, cayendo primero con la puntas. Analicé la habitación: dos ventanas, paredes de madera, una puerta color azul marino que daba hacia afuera, un listón casi invisible recorriendo desde la esquina derecha de la chimenea hasta la perilla. Saqué mi dispositivo para detectar radioscópicos o toxinas en el aire. Limpio. Sin embargo, noté que aire el dentro era pesado, poniéndome instantáneamente modorro. Debía de ser la altura. Guardé los transmisores en mi mochila y seguí su camino, con cautela. Ella iba a una habitación, yo me quedaba afuera por si acaso. Cuando salía de ésta, entraba a la habitación anterior para que no se diera cuenta.
No era lo cautelosa suficiente. Algunas veces, hasta estaba seguro de que me notaba. Sin embargo, había llegado a crear una sigilosa compenetración entre nuestros pasos y pensamientos, y ponía eso como argumento ante sus descuidos.
Llegó hasta la última habitación. Cuando entró a ésta, corrí de nuevo hacia la primera. Tenía que llevar la ventaja. La madera me delató. Pude casi sentirla moverse con delicadeza entre las habitaciones, sus pisadas convirtiéndose en pequeños crujidos casi inaudibles sobre la madera podrida, el viento sonando con potencia en mis oídos.
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1. Agente TF01, origen.
ActionHay grietas llenas de dolor y de misterios; ahí es donde nacen las dos agencias cuya rivalidad es tan grande que su objetivo es olvidado. Tamara sabe perfectamente cómo controlar su doble vida como una agente y una adolescente: tiene amigos, pa...