57.Ella.

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57. Ella.

Justo en ese momento, alguien detrás de nosotros gritó, arrastrando sus palabras:

— ¡Núñez! ¿Qué onda, güey?

El momento se disipó. Tom volvió a ser Tom. Yo volví a ser yo. Me di cuenta de que las cosas eran así, divididas en sentimientos, en escenarios, variables e inconstantes, adaptándose en lugares cuando al final todo terminaba siendo lo mismo, arraigado a lo único que sostiene a uno: su cuerpo, su mente, uno mismo.

Rápidamente, Tom y yo giramos la mirada y vimos al Chico Estómago volviéndose hacia nosotros.  Su amigo, quien había estado vistiendo una camisa que mostraba un estómago, se acercó hacia nosotros.

Era interesante para mí ver cómo interactuaba el género contrario, cómo su vocabulario cambiaba a un repetitivo güey, cómo sus tonos de voces cambiaban y las facetas comenzaban a tornarse a una sola persona, en una radical sociedad en la que el hombre tenía que marcar su lugar ante todos, sobre todo ante las mujeres. Aparte de eso, me era interesante porque para mí era difícil discernir a qué género pertenecía cuando los estereotipos eran de color rosa y azul, y el color amarillo era mi favorito. 

— ¡Leo!— gritó de regreso Tom, aullando.

El chico que aparentemente era Leo se sentó en la arena, separarnos a los dos, haciéndome fruncir el ceño.

—Hola, Tamara...— dijo. Noté la interrogación en sus palabras—. ¿Por qué estás en pijama?

— ¿Te gusta?— pregunté. El asintió mientras veía mis piernas expuestas. Me reacomodé, poniendo mis piernas debajo de mis muslos—. Buenas compañías que manejas, Tom. Demasiado respetables.

Tom le dio un codazo. Y él se encogió de hombros.

— ¿Pues qué quieren que haga?

—No le dio tiempo de cambiarse—dijo Tom—. Ya sabes.

—De hecho, fui raptada— me solté el pelo y lo dejé enfrente de mis hombros, cayendo sobre mi pecho, para así poder esconder cualquier tipo de incidente que el frío pudiera causar.

— ¿Raptada, eh?— preguntó Leo, alzando una ceja hacia Tom— ¿Raptada para qué, exactamente?

—Entonces tú no eres el único idiota que tiene esos depravados pensamientos...— me volví hacia Tom.

—Eit. No me digas idiota.

— ¿Qué significa depravado? Y le debiste de haber dado tiempo a la mujer para cambiarse, güey.

—Sí, Tom, debiste de haberle dado tiempo a la mujer para que se cambiara porque ahora está reviviendo el rumbo de la Grande Armeé hacia la batalla de Berézina.

—Tú no eres calificada como mujer, Roberta.

—Invéntate una nueva, Tomás.

—No uses mi nombre contra mis voluntades. No está bien.

—Bérezina. Bérezina. Entonces no entres a mi cuarto y me lleves— refuté.

—Ah chingada, ¿y tu familia no dijo nada?— preguntó Leo.

—No. Es que maté a toda su familia antes de entrar a su cuarto— Tom dijo, con un tono cansado.

— Qué sádico eres. ¿Entonces como terminaste aquí, Tamara?— preguntó Leo, jugando con la arena. Se la lanzó a Tom. Tom tomó un puñado, le dio un golpe en el estómago, haciendo que abriera su boca, y se la lanzó. Leo se atragantó. Yo los ignoré.

—Este tipo me recogió y, pues, se me olvidó que estaba en pijama. Y ya que quise regresar pero no me dejó.

—Ya— dijo, asintiendo—. Y oye, Tamara, ¿traen algo? Es que siempre que le preguntamos a este tipo nos manda a la chin...

1. Agente TF01, origen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora