23. Ella:
Había pasado más de un mes, cuarenta y siete días, un aproximado de cuatro millones de segundo, un año al mismo tiempo, y dos ciclos lunares.
Las únicas palabras directas que había escuchado de Victoria habían sido a través de un comunicado, por el cual nos había dicho que habían encontrado restos del cuerpo de Tomás, y con eso pude seguir escuchando los tácitos sollozos de Eliza algunas noches, aquella que no parecía querer salir de ese dolor, de esa grieta en la que se encontraba. Me daba cuenta de lo irónico que era estar peleando para olvidar lo que te duele cuando es olvidar algo que amas y te importa al mismo tiempo; estar haciendo eso sin saber cuándo se logrará superarlo o cuándo se ha hecho, y lo muy fácil que es volver al pasado y quedarse en él, porque las cosas ahí seguían siendo cálidas, felices, seguras.
La navidad llegó y, junto a ella, un áspero sentimiento de aversión, ambivalencia y discrepancias.
Ingrid intentó traer de vuelta la vida a la casa uniéndonos al coro de villancicos de la Iglesia, con quienes fuimos a pedir posada el 16 de diciembre. Vimos cómo los vecinos de enfrente le pegaban a la piñata repleta de naranjas, manís y caña de azúcar, y también cómo pedían posada, antes de comer tamales en la banqueta de la calle.
Fuimos a la feria del pino, prendimos la última vela del adviento, y no pude evitar sentirme hipócrita, falsa, vacía, una persona arraigada a la nada, simplemente flotando en base a ninguna creencia u origen, despreocupada, insípida y desabrida, porque siempre había creído que el mundo se regía de personas que inamoviblemente creían que estaban en lo correcto y etiquetaban a la misma persona con diferentes nombres y características.
Ingrid y yo fuimos a la Iglesia católica a misa el 24 de diciembre, escuchando los salmos y los evangelios, viendo las personas hincándose en la homilía, haciéndome notar que todo parecía demasiado sincronizado, sintético, dubitativo a la existencia y a las repercusiones, haciéndome pensar que quizás el problema principal era que la religión se había convertido en la Iglesia, que el mismo ser humano se había apoderado de la metafísica y la había intentado hacer algo maleable, con miedo a la variables. Eliza, por su parte, había ido a la Iglesia protestante, pese a que era contradictorio a sus creencias. Sin embargo, lo tomaba como un día para venerarlo y de agradecimiento, un recóndito recuerdo, quizás.
Tras eso, Ingrid hizo de comer: buñuelos, pavo, cordero, espagueti, pan con ajo, salchichas, lentejas, y como bebida vino caliente con especias. Eliza comió sólo un poco, y bebió vino, quien Ingrid me dijo que, según sus creencias, sí podía ingerir, pero no hasta el punto de embriagarse.
En la mesa, mientras Eliza evitaba mi mirada, no pude evitar recordar la víspera navidad del año anterior, con el cabello pelirrojo de Isobel, sus tenues pecas y ojos color almendra alegrándose al poder estar finalmente celebrando una navidad en Edimburgo, su sueño desde que había vivido en Inverness finalmente hecho realidad, con la rueda de la fortuna brillando a la distancia, las pistas de patinaje, y los puestos de comida en Princess Street. El recuerdo se había ligado porque a ambas las había visto a echarse a llorar ante la falta de una o más personas en sus vidas, y la impotencia de poder sujetarlas como los familiares en las calles tomaban la mano de sus seres queridos, desplazamientos que ya no estaban, que desaparecían, espacio que ya nunca podría ser ocupado.
Después de eso, en silencio, Ingrid y yo habíamos llevado la comida que había sobrado a un puente, donde se la habíamos regalado a la gente necesitada, junto con otra comida que Ingrid había preparado.
Luego siguió Año Nuevo, con las doce uvas, la cuenta regresiva que simplemente parecía estar retrocediendo las cosas, y los fuegos artificiales a las 12, aquellos fuegos pirotécnicos que habían creado más de un daño en las calles, sin olvidar la visita de las dos Iglesias de nuevo, sólo para hacer unas cortas oraciones.
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1. Agente TF01, origen.
ActionHay grietas llenas de dolor y de misterios; ahí es donde nacen las dos agencias cuya rivalidad es tan grande que su objetivo es olvidado. Tamara sabe perfectamente cómo controlar su doble vida como una agente y una adolescente: tiene amigos, pa...