Pasaron tres años desde que vi a Sofía y a todos en realidad. Solo estuve en contacto con mi familia y con mis amigos más cercanos, hacíamos video llamadas frecuentemente, pero en tres años no pisaba la cuidad y no veía a mi madre ya que siendo hija única ha estado muy sola en su casa. Bajo del taxi con mis mochilas y una caja de donas para mi madre, abro la puerta lentamente para no hacer ruido, pero no sirvió de nada ya que la veo cocinando e inmediatamente cuando escucho la puerta chillar se giró. Quedo shock ya que no se movía tan siquiera parpadeaba.
— No vas abrazar a tu hija — dije con una sonrisa mientras dejaba todo en el suelo.
— ¡Mi pequeña! — gritó mi madre mientras se secaba las manos y corría hacia mí y nos abrazamos.
La extrañaba tanto que a veces dudaba si había hecho lo correcto, de dejarla sola aquí.
— Te ves increíble madre — dije agarrando su cara con una sonrisa.
— Tu estás más linda hija, creciste bastante y te cortaste el cabello — dijo mi mamá mientras chasconeaba mi cabello.
— Necesitaba un cambio de look — dije mientras agarraba la mochila y le entregaba la caja — Espero que no hallas comido nada sin mí — dije a medida caminábamos a la sala de estar.
— Termine recién de hacer tu favorito cariño — contestó mi madre mientras preparaba dos platos y se sentaba enfrente de mí.
— ¿Cómo te está yendo la carrera de fotografía? — preguntó con una sonrisa.
— Bien madre. Solamente me falta dos años para que termine mi carrera, pero hable con el director y me trasladaron a la universidad de acá, así que me tendrás que soportar — dije mientras me llevaba una cuchara a la boca.
Estuve con ella un par de horas, pero como estaba cansada y mañana tendría que trabajar la dejo que descanse. Y hace unos segundos me llego un mensaje de una amiga que estaban en una cafetería a un par de calles con su novio y sin dudarlo tomo la llave de mi madre y salgo de la casa.
Manejo por unos minutos y veo a la pareja afuera de la tienda. Cuando estaba bien estacionada salgo de auto y en silencio voy detrás de Giselle y le susurró en su oreja haciéndola saltar.
— ¡Por un demonio _______! — dijo la nombrada mientras me pegaba en el hombro, pero sin parar de reírme la saludo, al igual que su novio.
— Sigues siendo tan dramática Giselle — dije viéndola — ¿Como la aguantas? Dímelo porque quiero saberlo — dije viendo al novio de Giselle que solamente sonrió.
— Y tú sigues siendo tan simpática ________.
— Que estamos esperando, pidamos algo para beber — dije viendo la carta que estaba sobre la mesa.
— Todavía no, estamos esperando a alguien más — dijo Giselle mientras veía a mis espaldas — Ahí viene — dijo apuntando con su mirada.
Confundida giro mi cuerpo y era más y menos que Sofía, al principio me costó ubicarla ya que tenía su pelo largo y negro pero cuando empezó a caminar la pude ver mejor era ella.
— Lo siento, pero me acordé que tengo que ver a mi perrito — hablé mientras me ponía de pie, pero Giselle me agarra la muñeca.
— Tú no tienes perro ________, así que compórtate como una adulta y siéntate en la silla — dijo seria.
— Si tengo perro — murmure amurrada mientras me sentaba en la silla nuevamente y dejaba mi vista en un punto imaginario.
Mi corazón latía rápidamente pensando que me iba dar un paro cardíaco o algo por estilo, pero cuando escucho su voz a mi lado mi estómago se hace un nudo. La veo de reojo saludar al chico y la veo sentarse aún costado mío, levanto mi miraba y veo como Giselle me hacía ojitos hacia Sofia, pero disimuladamente negaba con mi cabeza. Veo que Giselle pone sus ojos en blancos y se pone de pie.
— Nosotros vamos a pedir los cafés con un pastel mientras que ustedes cuidan la mesa — dijo Giselle mientras me daba una sonrisa.
— Giselle hija de puta — susurré mientras escuchaba su risa.
Veo como los dos entran al café y me giro quedando las dos en completo silencio. No iba a aguantar estar en este silencio incómodo así rápidamente me pongo de pie, pero antes que pudiera caminar ella me agarra la mano.
— No te vayas por favor — dijo Sofía mientras soltaba mi mano y se sentaba nuevamente.
En silencio me siento y la comienzo a mirar.
— Habla porque no tiempo todo el tiempo.
— Perdóname, no debí decir todas esas palabras feas sobre ti, no debí hacerle caso a mi padre y sobre todo no debí terminar contigo — dijo mirándome mientras lentamente agarraba mi mano.
— Te perdono Cabello, todos cometimos errores y como somos adultas podemos olvidar el pasado y ser amigos — contesté con una sonrisa mientras agarraba sus manos.
— Oh intentarlo de nuevo, b-bueno si tú quieres, no ahora mismo claramente, pero con el tiempo ¿puede ser? — dijo nerviosa.
— Sí, puede ser.
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