Esa palabra resonaba en mi mente en todo el trayecto a casa. Había ido al hospital después de un día largo de trabajo y de constantes días que me sangraba la nariz. No le dije nada a Margot y menos a las niñas ya que pensaba que era por el calor, pero cuando el médico me dijo que tenía leucemia mieloide aguda sabía que estaba jodida, y el problema era que como le decía a mi esposa y a mis hijas que solamente tengo dos años más de vida.
— ¡Llegué! — dije mientras me sacaba la chaqueta y la colgaba.
Podía escuchar los pasos apresurados de las dos gemelas de dos años correr hacia mí. Con una enorme sonrisa las abrazo a las dos y comienzo hacerles cosquillas, escuchando su dulce risa.
— No querían dormir si no veían a su padre llegar — escucho decir la voz de Margot.
— Entonces vamos a dormir mis pequeñas princesas, porque mañana necesitaran toda la energía si van a ir al parque — dije tomando a las dos y ellas inmediatamente posaron sus pequeñas cabezas en mi hombro
Camino hasta su habitación que quedaba aún lado de la nuestra. Las dejo la en la cama y me acuesto aun lados con ellas, empiezo a cantarle su canción favorita en pequeños susurros mientras acariciaba a las dos sus cabezas. Fueron un par de minutos cuando empezaron a cerrar sus ojos, pero aún que no querían hacerlo cayeron rendidas a las caricias.
— Dulces sueños mis princesas — dije en susurros a medida que salía de la habitación y cerraba su puerta con delicadeza.
— Ahora quiero mi beso — dijo Margot con una sonrisa mientras caminaba hacia mí y rodeaba sus manos mi cuello.
— No tienes que pedírmelo dos veces cariño — dije cerrando la distancia darnos un largo beso.
En sus labios podía sentir un suave dulzor probablemente a chocolate, ya que cada vez que les hace la leche a las niñas saca una "pequeña" cucharada de chocolate y en más de una ocasión la he pillado a mitad de la noche con su boca llena de chocolate.
— Sabor a chocolate, me encanta— dije dándole una sonrisa.
Cuando Margot abre sus ojos por lo que le había dicho iba hablar, pero su expresión de asombro y de preocupación a la vez la hizo callar.
— T-tu nariz cariño — dijo la rubia apuntando.
Llevo mis dedos a mi nariz y tenía sangre en mis dedos y estaba empezando a gotear en el piso así que rápidamente me separo de ella y voy corriendo al baño.
—¡No entiendo que te ocurre! — dijo Margot mientras caminaba detrás de mí.
— No es nada cariño solo es estrés, por el trabajo y otras cosas más — dije mientras bajaba mi cabeza y veía como la sangre caía al lavamanos.
— No es normal que sangres así cariño, tenemos que ir al hospital. Le diré a la vecina del al frente que cuide las niñas mientras tanto.
— N-no Margot espera, por favor espera — dije mientras cogía papel de baño y caminaba detrás de ella deteniéndola.
Fueron unos minutos que la sangre pudo detenerse y poder ver a Margot a la cara. Le pido que se siente en el sillón y sin protestar toma asiento.
— Después de trabajo fui al médico ya que constantemente me sangraba las narices y no sentía apetito alguno. Me hice los exámenes de inmediato y me detectaron leucemia mieloide aguda, el doctor me dijo que tengo dos años máximo de vida. Y si lo hubieran detectado unos años antes podría ver tomar medicamentos y alargar mi vida un poco más, pero en esta no — dije tratando de no llorar, pero al ver los ojos de Margot ponerse cristalinos mis lágrimas comienzan a salir.
— P-por Dios, como no me di cuenta. Los días que tuviste sin apetito y las veces que sangrabas pensé que era por el trabajo n-nunca pensé que fuera eso — dijo negando.
Inmediatamente agarro sus manos y las apretó.
— No es tu culpa bebé, nadie lo sabía, pero gracias a los exámenes sabemos y podré disfrutar más de ustedes — dije mirándola.
— Que haré sin ti, nuestras hijas son muy pequeñas necesito que estés conmigo. No podré lograrlo sin ti.
— No digas eso Margot — dije llevando mis manos a su rostro y quitar el rastro de lágrimas — Tu eres una excelente mujer y sin duda eres una madre excelente que nuestras hijas pudieron tener —
— Pero....
— Pero será un dolor pasajero, sin duda vas a sufrir, pero no quiero que cargues con ese dolor por mi partida toda tu vida. Quiero que encuentres aún buen hombre que te haga feliz y que quiera a la niña porque sin duda serán igual de locas a su padre — dije haciéndola reír — Y quiero pedirte que no dejes que las niñas me olviden, muéstrales los miles de videos de viajes que hicimos juntos o cuando aprendieron a caminar por primera vez — dije sonriendo.
— ________ escu.....
— Promételo Margot, necesito escucharlo — dije tomando su rostro.
— Te lo prometo — dijo sin duda besarme.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
