Estábamos en una reunión de amigos, pusimos un poco de música y comenzamos a beber unos cuantos tragos llevando mi segundo mojito, en cambio a Rose era su sexto mojito a su sistema, pero cuando la castaña se le sube los tragos a la cabeza se pone de dos formas, uno que pelea con todas las personas hasta con un perro y la segunda era que sus hormonas se iban al infierno y justo esta noche era la segunda.
— Podemos hacerlo en el baño, o en la cocina, en el balcón, o en el sillón ¡y también en la tina! — dijo Ruby mientras me acorrala y empezaba a besarme el cuello, pero en un movimiento la alejo.
— Cariño aquí no es un buen lugar no estamos en la casa así que calma tus hormonas, y en vez de tomar mojito toma agua — dije tomando el trago que tenía en sus manos.
— Por favor amor necesito acción y si no lo tengo me voy a poner a bailar — dijo la chica mientras hacía unos movimientos torpes comenzando a reírse sola mientras que solo en mi mente pensaba como la podía calmar.
Dejo el resto de mojito y lo boto al lavamanos sintiendo rápidamente las manos de Ruby en todo mi cuerpo. Mete sus manos debajo de mi polera y empieza a tocar mis senos, tenía intenciones de ir más abajo pero rápidamente me giro teniéndolo en frente de mí.
— Espérame en la habitación de invitados, te tengo una gran sorpresa— dije a Ruby mientras besaba sus labios y me separaba de ella.
— Espero que te hayas puesto una bonita lencería — dijo Ruby con una enorme sonrisa para luego empezar a subir a las escaleras.
Yo solo suspiro y camino hacia uno muebles que había pastillas de todo tipo, para dolores de estómago, pastillas para la resaca, pero lo que estaba buscando era una pastilla para dormir. Entre tanta pastilla encuentro una para poder dormir ya que servía de inmediato y espero que no le pase nada ya que tiene alcohol en su sistema. Con un vaso de agua subo las escaleras y camino hasta la última habitación, en cuanto entro veo a Rose de boca abajo totalmente dormida.
— Gracias Dios que te quedaste dormida — dije casi en susurros mientras dejaba el vaso de agua y caminaba hacia ella.
— No estoy dormida — dijo Rose de repente haciéndome saltar, pero después unos segundos se queda dormida de nuevo.
Con cuidado y haciendo el menor ruido posible le empiezo a sacar los zapatos para luego tapar su cuerpo con unas sábanas, apago a la luz y salgo de la habitación. En cuanto bajaba por las escaleras no escuchaba las risas ni las voces de mis amigos.
— Quien quiere otro trago, porque yo...— dije viendo a mis amigos que ya estaban echados en los sillones casi agónicos.
Uno estaba en el suelo y los demás en el sillón amontonados del uno y del otro.
— Sola será — dije yendo hacia la botella de alcohol.
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