― ¡Vamos Valentine con más fuerza! ― grité a todo poder mientras cerrábamos la puerta.
Podía escuchar a esas cosas horrorosas por el otro lado de la puerta dándome escalofríos. Fueron unos segundos de batalla hasta que pudimos cerrar la puerta. Veo que Jill se sienta en el suelo cansada, viendo una capa de sudor en su frente y como su pecho subía y baja por la adrenalina. Extiendo mi mano sin que Jill me viera, le tomo uno segundos hasta que subió su cabeza y me vio con la mano extendida.
― Tenemos que seguir, todavía nos falta como veinte pisos y debemos encontrar supervivientes ― dije mirándola.
Ella asiente y toma mi mano, aprovechando la cercanía le doy un rápido beso en los labios para luego tomar mis armas nuevamente.
― Tenemos que apurarnos, antes que el helicóptero no nos vea que no estamos allí ― comenté nuevamente empezando a subir las escaleras.
Escuchábamos nuestras respiraciones agitadas y las pisadas que hacíamos al subir. Con todo mis sentidos estaba alerta, cada ruido que escuchaba apuntaba con mi escopeta y con linterna a la vez. Subimos sin ninguna problema 15 pisos pero en esos 15 pisos no había ningún sobrevivientes, al contrario, había cadáveres esparcidos por doquier, niños descuartizados, mujeres, hombre de todo género y raza, y lo que más me dolía era los pobres niños que estaban indefensos y con mucho miedo.
― Espero que Chris nos esté esperando o si no lo voy a matar yo mismo ― dije llevándome un chicle de menta a la boca mientras escuchaba el bufido de Jill atrás mío.
― No se por que no te cae bien, es una buena persona y me ha salvado muchas pero muchas veces ― contestó yendo a mi lado.
― Bueno.... solo que mi hermano y él, no lo se, solo no tengo ni la menor idea cual es su relación entre esos dos ― dije abriendo una puerta y comprobaba que no hubiera ningún zombi.
Todo despejado.
― No te incumbe lo que pasa con esos dos ________, tu solo tienes que pensar en nosotros y en salir de aquí ― dijo enojada Jill mientras pasaba a mi lado.
Yo bufo en silencio y antes que se fuera la abrazo por la cintura. Llevo mis labios a su cuello y le doy unos pequeños besos, viendo como su cuerpo se relajaba por mis besos. Después de unos segundos dejo mi mentón en su hombro.
― Lo siento linda, tienes toda la razón. No debo pensar en eso ahora mismo solo debemos pensar en salir de aquí sanos y salvos ― contesté separándome y mientras la giraba.
Jill estaba apunto de hablar hasta que escucho unos llantos y unos gritos a los lejos. Llevo mi índice a su labios haciéndola callar, hasta que escucho nuevamente el grito y el llanto pero esta vez era más fuerte.
― Sobrevivientes ― dije separándome de ella para luego coger de nuevo mi escopeta e ir hacia el sonido.
Ignorando los gritos de Jill corro por las escaleras y las empiezo a subir rápidamente. El llanto se hacía más y más cercano hasta que estuve en un largo pasillo, había una niña arriba de un mueble grande y con varios zombis a su alrededor. Pego un gran chiflido y de inmediato los zombis se giraron y empezaron a correr, eran unos diez pero demás podía con ellos. Empiezo a disparar llegándole a cinco zombis una bala a la cabeza.
Cuando veo que se estaban acercando mucho le doy con el mango de la escopeta a un zombi en la cabeza. Las balas de la escopeta se me habían acabado pero rápido sacó mi cuchillo y empiezo a matarlos uno por uno, hasta que solamente quedo uno y una bala a lo lejos lo mató. Jill camina hacia mi muy enojada.
― Como se te ocurre irte sin mi y si te pasa algo tu hermano me mataría y...
― Jill, hay una niña asustada ― susurré apuntando hacia la niña que tenía sus ojos saltones y temblaba ligeramente.
― Oh Dios pequeña ― dijo la castaña mientras pasaba a mi lado y caminaba hacia la niña.
La niña sin dudarlo se abalanza hacia ella y la abraza.
― Tenemos que irnos, con todo el bullicio que hicimos no tardaran en regresar ― dije viendo a las dos chicas.
Como las balas de las escopeta se me habían acabado tomo el arma de Valentine y yo voy adelante. Doblamos por un pasillo y comenzamos a subir por las escaleras. Podía escuchar como Jill hablaba con la niña pero unos ruidos y gruñidos detrás de nosotros nos hizo acelerar nuestros pasos.
― ¡Suban suban y no pares! ― grité mientras ayudaba a Jill avanzar.
Mientras que ella corría con la niña, yo empezaba a disparar a los malditos zombis que empezaban amontonar uno por uno con tal de subir lo más rápido por las escaleras. Con el arma les daba en el cráneo matando a unos diez de ellos pero en cuanto las balas se acabaron empecé a correr.
― ¡Corran corran! ― grité fuerte mientras subía por las escaleras.
Jill abre la última puerta y en cuanto salgo veo el helicóptero.
―¡Vamos chicas corran! ― gritó Piers, mientras veía que el helicóptero empezaba a elevarse.
Veo que Jill le costaba correr con la niña así que rápidamente la tomó y empezamos a correr. Escuchaba los gruñidos de los zombis detrás de nosotros y eso no era una buena noticia, cuando estuvimos con la niña a salvo suspiro aliviada. Miro a mi alrededor y no veo a Jill, asustada giro mis vista y veo a Jill correr hacia nosotros.
― ¡Vamos bebé corre más rápido! ― grité extendiendo mi mano, viendo que estábamos a unos centímetros lejos del edificio.
Jill empezaba a correr más rápido pero su fuerza se estaba acabando, cuando estuvo al borde del edificio pega un gran salto y sin dudarlo agarro su mano. Viendo como su cuerpo quedó colgando en el aire completamente. Piers me ayuda a subirla cayendo arriba mío por la fuerza que hicimos, la rodeo con mis manos abrazándola escuchando nuestros cuerpos agitados.
Jill sube su rostro y besa mis labios por unos segundos.
― Gracias hermano ― hablé mientras veía al nombrado ayudarnos a ponernos de pie.
Jill me mira con sus ojos abiertos mientras apuntaba hacia Chris, que por su parte venía manejando esta bestia. Yo suspiro por su insistencia y asiento.
― Gracias Chris, gracias por venir a buscarlos ― hablé nuevamente.
― De nada Nivans ― respondió el castaño.
Giro mi vista hacia la niña y me agachó a su altura, haciendo lo mismo Jill.
― Vamos a ir a casa cariño, estarás a salvo ― dije sonriendo, girándome hacia Jill que tenía una sonrisa también.
― ¡Vamos a casa Chris! ― gritó Piers mientras golpeaba el helicóptero - ¡Porque tengo demasiada hambre! -
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
