Al escuchar el grito de horror me levanto del suelo rápidamente y hago una posición de Kung fu, teniendo mi pie en el aire.
― ¡Que haces tú aquí! ― gritó nuevamente Maddy al verme con pijama y con todo mi cabello desordenado.
Yo suspiro más calmada al ver que estaba bien.
― Por un demonio Maddy, pensé que había entrado un ladrón o algo así ― comenté recogiendo la cama que había hecho en el suelo.
― ¿¡Tuvimos sexo!? ― habló estérica mientras tocaba su cuerpo asustada.
― ¿Qué? ¡Claro que no! ― dije negando con mi cabeza ― Estabas demasiado ebria en la fiesta, te vi allí sola y como no vi a Nate por ningún lugar te llevé a casa. Sin contar que no tengo auto —
― ¿Eso es todo? ― preguntó frunciendo sus cejas.
― No soy un pervertido Maddy, jamás tendría sexo contigo en ese estado.
Mientras que ordenaba las cosas escucho que suspira. Veo que coloca sus zapatos para luego caminar hacia la puerta, veo de reojo que para en seco y se gira hacia mi.
― ¿Dije estupideces? ― preguntó mordiendo sus uñas probablemente nerviosa.
Al recordar la noche anterior se me salió una sonrisa.
― No me gusta para nada esa sonrisa ― dijo sentándose en mi cama nuevamente ― Dime todo ―
Dejo las cosas allí y camino hacia ella, sentándome a su lado.
― Primero te creías un especie de soldado fusionado con una oruga. Después me arrinconaste en una pared para luego oler mi perfume, y tercero, dijiste que te gustaba alguien ― comenté mirándola, viendo que cada vez que hablaba tapaba su rostro avergonzada.
Ella se pone de pie y se gira hacia mi.
— Dime que no dije su nombre, dime que no.
— ________ Müller, esa chica es la que te vuelve loca y la que estás perdidamente enamorada — respondí poniéndome de pie.
— De acuerdo, no dejaré de negar más. Probablemente ya me veía como una fracasada al contarme todas estas cosas que hice ayer, pero me gustas. No quise decírtelo y planeaba decírtelo nunca ya que empezarías a molestarme y usar ese tono sarcástico que tienes.
— Oye tran....
— Con Nate tan siquiera somos novio, parece que sale con otra chica pe...
— Se acuesta con Kimberlyn la porrista. Tan siquiera preguntes como descubrí eso — dije negando con mi cabeza — Perdóname sigue —
Ella suspira y sube sus hombros — Me gustas, solo puedo decir eso —
— ¡Por fin! — hablé con una sonrisa — No sabes cuanto espere a que me dijeras eso, me estaba empezando a estresar al no poder captar tu atención. Eres muy difícil de conquistar Maddy —
La castaña me da una pequeña sonrisa mientras sube sus hombros inocente.
— ¿Y ahora que? — pregunté mirándola a los ojos — ¿Nos besamos y tenemos sexo? —
Ella golpea mi hombro rápidamente sacándome una sonrisa burlona.
— Primero tienes que prepararme el desayuno y veremos que haremos después — respondió con una sonrisa.
Yo cierro la distancia y depósito un beso en su mejilla, para luego quedar a centímetros de su oreja.
— Yo se que me vas a matar pero no pude evitar grabarte cuando te vi haciendo el ridículo en el suelo — sin esperar más comienzo a caminar hacia la puerta, escuchando como Maddy me llamaba por mi nombre.
— Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre — empecé a rezar en susurros mientras corría por la escaleras.
— ¡Encontrare tu teléfono y lo borraré maldito traidor!
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