— ¿Seguro que es mañana la reunión con tus padres? — preguntó mientras caminábamos de la mano al baño.
— Mis padres me dijeron que iban a cocinar tu preferida, así que te aconsejo que no comas nada hasta mañana — respondí riendo.
Mañana iba ser el cumpleaños de Natalia. La traje al centro comercial a pasear juntos y para aprovechar en comprarle lo que ella quería. Cada vez con la edad se pone más mañosa y cada cosa que le gusta lo quiere, era como una niña pequeña.
— ¿Vas a pasar tu también? — pregunté mirándola.
— No cariño yo te espero aquí — contestó a lo que yo asiento.
Camino hacia los baños de hombre y entro, me veo por el espejo y veo a un hombre mirarme fijamente. Yo ignorando su mirada me arregló el cabello para luego colocarme de nuevo el Jockey.
— Tu que haces aquí — habló el mismo hombre al caminar hacia mi, a lo que yo retrocedo.
— Estoy en el baño — contesté mientras cerraba la llave y me giraba hacia él.
Los demás solamente miraban sin decir nada hasta algunos se iban incómodos por ver la situación.
— Eres una mujer y los baños de mujeres esta al otro lado. ¡Gillipollas! — gritó de repente, yo subo mis manos para no tener una discusión pero el me empuja haciéndome chocar contra la pared.
— A ver amigo, yo tengo derecho estar aquí. Que sea una chico trans no significa que tengas que tratarme así. Así que por favor, trata con respeto a la gente — dije tranquilamente.
El hombre como si las palabras que dije hubieran salido por su oreja y por la otra me toma de la ropa y abre la puerta, al estar la puerta abierta me empuja y caigo de trasero al piso.
— ¡La gente como tú me da asco! — gritó apuntándome.
— ¿¡Cariño!? — habló Nathy detrás de mi, la morena me ayuda a levantarme y me arreglo la ropa — ¡Pero que te pasa idiota! — gritó Nathy al caminar hacia el hombre.
— ¿Qué me pasa? Debería ser yo el que preguntaría lo que está pasando, una mujer no puede estar en los baños de hombre señorita — contestó el hombre mientras caminaba hacia Nathy.
Cuando veo que Nathy no tenía intenciones de moverse agarro su cintura. Podía escuchar su reparación, si yo estaba enojada ella estaba el doble de furiosa.
— No vale la pena amor — susurré en su oído.
Nathy sin quitar su mirada lo apunta con su dedo.
— Que pena que la gente como tú sea tan malvada y poco abierta al mundo, el ejemplo que le vas a dar a tus hijos en el futuro va hacer lamentable.
— Para su información ya tengo dos hijas, su educación y lo que va aprender sobre estas personas asquerosas serán muy distintas a lo que están haciendo en estos momentos — respondió mirándome con desprecio.
— Pobre los niños al darse cuenta que tendrán un pésimo padre y un horrible hombre en este universo — indicó con asco Nat para luego empezar a caminar.
— No serán como una asquerosa lesbiana como ustedes — susurró.
Antes sus palabras Nathy se gira e intenta lanzarse al hombre pero rápidamente tomó su cintura y evito ese gran problema.
— ¡Déjame golpear esa fea cara! — gritó Nathy mientras intentaba zafarse pero sin perder más tiempo comienzo a caminar.
No paro de caminar cuando salimos del centro comercial, dándonos cuenta que estaba todo obscuro. Al momento no ver a ninguna persona ni al miserable hombre la suelto. En cuanto la suelto escucho su pequeño sollozo, preocupada agarro su rostro y veo sus lagrimas caer.
— No llores mi vida — susurré al quitarles las lágrimas.
— Y-yo se cuanto haz sufrido, estás recién empezando con esto. Es algo nuevo y un gran paso a tu vida y que llegue ese maldito y despreciable hombre al decir eso de ti. Yo.... me dio rabia — dijo mirándome.
Yo negando respondo.
— No sabes cuánto me dieron ganas de golpearlo pero no vale la pena, si se que te da tristeza y es muy difícil pero si estás conmigo para defenderme como lo haces yo seré feliz.
Ella me da una sonrisa y sube sus manos a las mías, nos hace juntar nuestros rostro y aprovecho la cercanía y la beso. Movimos nuestros labios al unísono y era maravilloso, me encantaba esa experiencia con sus labios que cada vez que la besaba me llevaba a otro planeta.
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