Alison Parker

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— ¡Vamos nenas, quiero que se apuren y cuenten rápido los billetes! — dije mientras las miraba como contaban los billetes.

— Y si no queremos apurarnos — dijo la hija del embajador, creo que su nombre era Alison.

Con una sonrisa burlona camino hasta ella y pongo la boca de la pistola en su cabeza haciendo subir sus manos inmediatamente.

— Volare ese bonito cerebro, pero no lo puedo hacer, ya que si lo hago no podré ver ese bonito trasero caminar por ahí — dije empujando el arma un poco más a ella.

La chica estaba apunto se hablar hasta que veo a Denver entrar a la habitación.

— Bután, te necesitamos — dijo Denver con una rostro serio.

— De acuerdo — dije soplando fastidiado.
Sigo a Denver por unos pasillos hasta que veo a todos reunidos en una mesa.

Me siento en la silla en silencio y veo como Tokio pasa detrás de todos nosotros con una expresión de perra molesta.

— Ya sabrán que hay reglas, y las que el profesor dijo es que no puedes follarte a una rehén esta extremadamente prohibido — dijo enojada Tokio.

— Pero si hemos follados nosotros dos, eso no cuenta — dije mirando a Tokio con una sonrisa.

— Eres un bast....

— Cálmate Río, solo te esta jodiendo — dijo Nairobi.

Con una sonrisa burlona le tiró un beso a Río mientras que el otro solo me levanta el dedo del medio y susurra palabras que seguramente eran para mí.

— Todos sabemos de la regla de no follar con los rehenes y si no hay nada más que comentar, yo me retiro — dije poniéndome de pie para luego caminar afuera de la sala.

Cuando llego a comprobar si las chicas estaban trabajando me había fijado que la castaña no estaba allí, y debo decir que es muy inteligente y sobre todo sabe mentir muy bien pero claramente yo no le creo. En la única parte que puede estar es en las bodegas de abajo así que rápidamente empiezo a caminar y bajar las escaleras. Cuando la veo al final del pasillo tratando de abrir unas puertas suelto una risa, haciéndola brincar.

— Que pensabas hacer muñeca — dije serio a medida que caminaba hacia ella.

— Nada, solo quería tomar un poco de aire, verlos ahí con unas armas apuntándome a cada instante me agobia — dijo la chica.

— Crees que mi madre me botó cuando nací — dije.

— No lo se puede ser — dijo subiendo sus manos.

— No me busques niñata porque me vas a encontrar, y no va hacer de una buena manera — dije negando.

— Vamos, no seas tan enojón y vamos a divertirnos un rato — dijo la castaña mientras llevaba sus manos a mi pecho y empezaba acariciar coqueta.

Con una ceja levantada miro sus manos para luego mirar su rostro.

— No pienses que me acostaré contigo, y menos con una menor de edad —dije negando.

— Cumplí los 18 ayer así que soy absolutamente legal y lo de ir a la cárcel, vas a ir igual al fin y al cabo — dijo indiferente.

Pienso al posibilidades y tiene razón, si sale mal el atraco iré a la cárcel igual. Me saco el arma y lo dejo en altura para que la chica no pudiera alcanzarlo.

— De acuerdo lo haremos rápido.

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Famosas y Tu (one shots y imaginas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora