2. Infancia

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Como ya era costumbre, a las 7 de la mañana Harry comenzaba a moverse en su cama, rodo un par de veces y despertó.

Se sentía algo desanimado, no tenía ningún deseo de salir de la cama, se envolvió en las cobijas y pensó en permanecer en cama todo el día, pero eso sería un error.

- Harry – se escuchó en la planta baja.

Harry se removió en la cama, que su profesor lo llamara una vez era señal suficiente para bajar, si lo hacia una segunda vez tendría serios problemas; tomo sus lentes de la mesita de noche y se puso las pantuflas.

Sin cambiarse el pijama descendió por las escaleras, la vista habitual del profesor sirviendo el desayuno lo hizo sentir como si ese fuera un día como cualquier otro. Lástima que no fuera así, ese era el día del año que más odiaba.

- ¿Ya empacaste? – pregunto el profesor con su usual tono neutral.

- Lo hice – respondió desanimado.

Se encontraban en 30 de junio, ese día debería ir a casa de su tía Petunia a pasar las vacaciones. Lo odiaba, desde que tuvo uso de razón era algo habitual, el profesor Snape lo enviaba a Surry con sus tíos, se notaba que ninguno de ellos estaba feliz por recibirlo, su primo - que más parecía un cerdo por todo el peso extra que tenía – lo trataba con desprecio.

Solía pasar esas vacaciones encerrado en el dormitorio que habían dispuesto para él, se llevaba todos los libros que pudiera, varios pergaminos y tinta, a regañadientes su tía preparaba comida para él, solo tenía permitido bajar a comer cuando el resto de la familia ya había terminado, entonces siempre encontraba la comida fría.

Otro gran problema era que si primo cumplía años en ese mes, desde el 20 hasta el 25 se celebraba ese cumpleaños. Esos 5 días eran los peores, un montón de niños corriendo por la casa, todos amigos de Dudley, y lastimosamente si lo encontraban lo golpeaban un poco o rompían sus cosas.

Cuando tenía 5 años lloro dos días rogándole al profesor para que no lo obligara a ir, con el tiempo había aprendido a entender a su profesor, siempre serio, a diferencia de su tío Remus, su profesor no lo abrazaba, no lo cargaba en brazos, mucho menos le daba esos besos babosos en la mejilla que le daba su tío Remus.

Pero de alguna manera lograba sentir que su profesor era quien más se preocupaba por él, por eso esa noche a los 5 años su profesor lo sentó en su regazo y lo abrazo. Comenzó a disculparse con palabras suaves.

- Debes ir Harry – dijo con un tono lleno de dolor – sé que no te gusta, que no te tratan bien, pero hay razones por las que debes ir, algún día cuando seas mayor te diré el por qué, pero por ahora compréndeme.

Harry dejo de llorar, se abrazó al profesor y no se soltó, sabía que se había quedado dormido porque al día siguiente sus maletas estaban hechas y él estaba en cama acobijado.

Ya habían pasado 3 años de eso, tras las nefastas vacaciones obligatorias seria su cumpleaños y cumpliría ocho.

- Hablaremos de algo importante cuando vuelva – dijo el hombre sirviendo algo de jugo en un vaso.

- Está bien –

Severus aún se sentía incómodo viendo a Harry, los años lo hacía verse cada vez más como Potter, y maldecía a Lupin por haber comprado los lentes redondos, eso solo los volvía más similares, no solo eso, los lentes cubrían el único rasgo que Harry tenia de Lily.

Agito la cabeza apartando esa idea, no importaba la apariencia del niño, solo su comportamiento y personalidad.

Por desgracia para Harry la mañana paso rápido, y tras almorzar tomo sus maletas para ir nuevamente al lugar que más odiaba en el mundo.

PadreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora