Padre

52. El regreso

Lo siento... de entrada, no hay como evitar lo que tenia que pasar, y si lo pensé mucho, pero son eventos que deben continuar.

...

Cuando sintió que dejaba de girar se puso en posición y cayo con una rodilla en el suelo y las dos manos a los costados. "buen aterrizaje", pensó para sí mismo, al menos ya se le daba mejor.

Por otro lado vio a Diggory caer de espaldas al suelo.

- Ah – se quejó - ¿alguien te dijo que la copa era un traslador?

- Nop – Harry se levantó y ayudo a Diggory a ponerse en pie – creí que volveríamos al estadio.

- Tal vez es parte de la prueba – sugirió Diggory.

- Saca tu varita – dijo Harry al escuchar movimiento a su alrededor.

Diggory le obedeció y ambos iluminaron el lugar con un lumus. Solo con luz alcanzaron a notar que se encontraban en un cementerio.

Y entonces, sin previo aviso, la cicatriz de Harry comenzó a dolerle, le dolió mucho más de lo que había dolido antes, el ardor fue tan profundo que tuvo que sostenerse la cabeza y sin proponerlo cayo de rodillas al suelo.

- ¿estás bien?

- Vete – urgió Harry, si la cicatriz le dolía estando completamente despierto solo podía significar una cosa

- ¡Harry! – exclamo Diggory.

- ¡Vete ahora! – Harry hablo furioso. Pero no logro que Diggory se fuera.

- Son dos – una von familiar y desagradable se escuchó a un lateral.

- Mata al otro...

Un silbido y una segunda voz, mucho más autoritaria y aterradora grito al aire.

- Avada Kedavra.

Harry alcanzo a ver una ráfaga de luz verde pasar por su lateral, esta ráfaga golpeo de frente a Diggory que se desvaneció en el acto.

- ¡CEDRIC! – el chico cayo a su lado, con los brazos y las piernas laxas.

Estaba muerto.

Durante un segundo se contuvo toda la eternidad, Harry miro la cara de Cedric, tenía los ojos abiertos, inexpresivos y fríos, una expresión de sorpresa que se congelo.

Antes si quiera de que Harry pudiera asimilar su muerte un hechizo lo envolvió y levito. Cayo de golpe sobre una lápida la cual tenía escrito "Tom Riddle"

Todo el cuerpo de Harry se crispo, "maldita sea", pensó, tuvo una ligera esperanza de equivocarse, el nombre en la lápida lo confirmaba.

Las cuerdas que le ataban le amordazaban la boca, no podía decir nada. Pero alcanzo a ver las dos figuras, la más alta se quitó la capucha dejando a la vista el horrendo y desagradable rostro de Colagusano. En los brazos de este parecía traer algo del tamaño de un bebe.

- Date prisa – urgió lo que sea que pareciera un bebe.

- Ya está listo amo – susurro la voz de Colagusano con pánico.

- Ahora...

Frente a él un enorme caldero, casi de tamaño de una tina, apareció. Colagusano comenzó a llenarlo con una gran variedad de ingredientes que Harry casi no reconoció. Entre tanto él "bebe" que sostenía se quedó sentado junto a la tumba a la que estaba atado.

Cuando la poción comenzó a hervir Colagusano tomo las telas donde estaba envuelto él "bebe", comenzó a desenvolverlo y Harry tuvo ganas de vomitar en cuanto lo vio. Ningún bebe debería tener esa forma, la piel pálida y seca, el rostro plano, sin forma de nariz, los ojos rojos y muertos.