24. Buckbeack

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Harry salió corriendo pues tenía el tiempo justo para llegar a su clase de Adivinación, el aula estaba ubicada en la parte más alta de una de las torres más lejanas, nunca antes había ido a esta torre por lo que debía apresurarse para llegar a tiempo, claro que debía ser disimulado.

Cuando llego a cierta área espero hasta que vio pasar a Ron con Neville, corrió hacia ellos aun agitado.

- Ron... Neville – dijo desde atrás.

Ambos chicos giraron a verlo.

- ¿No irías a tu clase con Malfoy? – pregunto Ron confundido

- No quise perderme Adivinación el primer día, le dije a Draco que tomara notas para mí – mintió – subamos.

- Claro – respondió Neville emocionado.

Subieron por la torre algo perdidos hasta que se encontraron con el cuadro de un caballero, este a pesar de su lenguaje rebuscado y su aspecto bajito y gordo los guio hasta el aula emocionado.

Harry agradeció la ayuda del hombre que se llamaba a si mismo Sir Cadogan, quien con energía les aseguro que los ayudaría en cualquier otra empresa si se lo pedían.

Ron se burló un poco para luego subir los tres al aula, dentro ya habían una gran cantidad de alumnos, algunos parecían escépticos mientras otros estaban absolutamente emocionados.

El aula tenía un techo realmente alto y no habían pupitres, solo mesas con enormes manteles rodeadas por mullidos cogites.

Poco después de sentarse entro por una puerta lateral la profesora Trelawney, una mujer con el cabello mucho más alocado que el suyo, vestía un vestidos largo y coloridos con un montón de brazaletes y collares que la rodeaban, también traía lentes redondos pero de un grosor tan extremos que cuando la profesora los miro sus ojos a través de ellos se veían enormes.

Advirtió a los alumnos que no los juzgaría con severidad pues no todos los magos contaban con la habilidad del ojo de la adivinación, que los libros no les ayudarían en nada.

A un lado escucharon el gemido de Granger quien pareció un poco azul al notar que adivinación no la pasaría con la mejor nota sin importar lo que hiciera.

- Durante este año estudiaremos métodos básicos de adivinación – prosiguió la profesora – empezaremos por la lectura de las hojas de té, seguidamente nos ocuparemos de quiromancia para seguir con la bola de cristal y si nos da tiempo aprenderemos a interpretar las llamas, claro que no nos dará tiempo de lo último pues una gripe interrumpirá las clases en febrero.

Los murmullos se levantaron en la sala cuando la profesora aseguro que se resfriarían.

- Querida – le hablo a Lavender Brown - ¿podrías pasarme la tetera grande de plata?

Brown se apresuró a alcanzarle la tetera y entregarla a la profesora.

- Por cierto – continuo Trelawney – eso que más temes pasara el 16 de octubre – la niña se estremeció de miedo antes de alejarse, entonces la profesora continuo como si nada hubiera pasado – ahora quiero que se pongan en pareja y tomen una taza de la estantería; yo se las llenare, tómenlas hasta dejar solo las hojas de té, revuelvan la taza tres veces con la mano izquierda y pónganla frente a su compañero poca abajo. Habrán sus libros en la página 5 y 6 de Disipar las neblinas del futuro. Yo pasare a ayudarlos y darles instrucciones ¡ah, querido...! – agarro a Neville cuando estaba por levantarse – cuando rompas la primera taza, ¿serias tan amable de elegir las azules? Las de color rosa me gustan mucho.

PadreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora