92. Una boda y una propuesta

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Todos tenían muchos asuntos que atender tras la guerra, por lo que tras el funeral cada uno no tuvo más remedio que volcarse en lo que le correspondía.

Siendo que Lucius había logrado escapar de prisión gracias a su pasada colaboración, pudo regresar a Inglaterra ahora que Voldemort había sido derrotado. Lo primero que hizo fue a ver a su esposa, que se encontraba en un estado completamente lamentable, fuera de sí misma, los ojos desenfocados, el cabello revuelto, pálida y enfermiza, no pronunciaba ni una palabra ni escuchaba nada a su alrededor.

Tanto Dumbledore como Draco batallaron en el ministerio para limpiar los cargos en su contra, finalmente había sido un mortifago, pero traicionada por Voldemort y a parte de seguirlo no se la acusaba de ningún delito más, no había lastimado a nadie.

Bajo la influencia de Dumbledore los cargos se retiraron y su custodia en San Mungo se levantó.

Lucios ya no se sentía cómodo en el país, las pruebas en su contra sobre su participación como mortifago era muchas, solo fue liberado por su cooperación, esto le valió la desconfianza de los altos mandos del ministerio como el de varias casas que también habían sido partidarias de Voldemort pero no se involucraron personalmente en la guerra. Entonces no le quedaba ni una amistad y ya no tenía influencia.

Hablo con Draco sobre mudarse al norte, tal vez a Bulgaria o Rumania, pero Draco le dijo que todo lo que el quería estaba en este país, no podía irse, aunque tampoco lo detendría.

Lucius sabía desde hace un par de años que había perdido el control sobre su hijo, ya no podía obligarlo a nada, solo le quedo la resignación y decidió emigrar llevándose a su esposa, esperando que en algún momento ella se recuperara.

Draco extrañaría a sus padres, pero simplemente no podía irse, además, tenía más que suficiente oro para poder ir a verlos cuando quisiera.

Faltaba muy poco para su cumpleaños número 17, entonces sería mayor de edad y no habría problema en que viva solo, fue la misma situación con Neville, que debía quedar bajo la tutela de su tío Algie, pero como solo estaba a unos meses de ser mayor de edad decidió que no era necesario.

Ninguno de los dos quería permanecer en la desolada casa familiar, por lo que ambos, con el consentimiento de Sirius, se mudaron a Grimmauld place, allí compartían su vida con Vins y Greg.

Ambos chicos estaban en las mismas circunstancias, el ministerio acepto ponerlos bajo la custodia de Sirius estos pocos meses, les urgía que fueran mayores para trasladar las finanzas familiares a los chicos, de esa manera podrían bloquear los intentos de defensa de los mortifagos.

Mientras los chicos se quedaban en Grimmauld place, Harry se quedó en Hogwarts, había dos razones para ello. Primero, su padre; que se encontraba en recuperación en el colegio, no habían querido enviarlo a San Mungo, consideraban que el colegio era más seguro.

La segunda razón era Dumbledore, estaba muriendo, la maldición asesina que lo ataco al destruir el primer Horrocrux no le permitiría vivir mucho más de un mes tal vez.

Pero Harry no quería darse por vencido aun, con la varita de sauco en su poder, así como el aumento de su poder mágico, creía que podría encontrar la manera.

Dumbledore le aseguro que no era necesario, que el tiempo que había vivido ya era más que suficiente. Pero Harry no acepto eso.

- Sabe todo lo que se ha sacrificado para conseguir esta victoria – lo reprendió – usted personalmente sacrifico a muchos, tal vez no fue intencional, pero lo hizo. Entonces ahora no puede darse el lujo de dejarse morir sin ayudar a quienes lucharon por la causa.

PadreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora