49. Escarbato

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La mañana siguiente Harry se fue a la cocina junto a Draco y Neville. Querían pedirle a Dobby comida para Sirius y saber cómo se encontraba Winky.

Ron, Vins y Greg aprovecharían el domingo para practicar. Los tres estaban decididos a tomar pruebas para el equipo de quidditch, Ron quería ser guardián, Vins un golpeador y Greg un cazador. Podrían practicar juntos en sus respectivas posiciones y competir entre ellos.

Habiéndose separado, llegaron con Draco y Neville a la cocina.

Harry había comprado varios calcetines en Hogsmeade el día de ayer, eran para Dobby, por ayudarlo con las branquialgas.

- ¡Harry Potter es tan amable con Dobby! – exclamo el elfo.

Mientras Harry hablaba con Dobby el resto de elfos se apresuraron a ofrecerles té y algunos postres.

Neville acepto los postres con una enorme sonrisa.

- ¿no acabas de desayunar? – le recordó Draco.

- Si Ron estuviera aquí comería aún más – se excusó Neville.

No podían negarlo, entonces solo aceptaron y se sentaron en una mesa para tomar el té y unos postres. Mientras Dobby les hablaba sobre Winky.

- Casi no come, y toma seis botellas de cerveza de mantequilla al día – hablaba con preocupación – quiere volver con el señor Crouch, aún cree ser su elfina.

- El señor Crouch... ¡hip! – se escuchó desde donde estaba Winky – necesita a su... ¡hip! Winky, él no puede... ¡hip! Sin Winky.

- El señor Crouch esta descansando – le hablo Draco – ha estado ausente desde hace un largo tiempo, cuando vuelva podrías hablar con él.

Winky se volteo a ver a Draco.

- ¿El señor...¡hip! Crouch, está enfermo? – lloriqueo Winky – oh no... ¡hip!, el me necesita, necesita que guarde sus secretos y cuide de su seguridad ¡hip!.

- ¿Qué secretos tiene el señor Crouch? – pregunto Harry.

- No debo decirlo – la elfina lo miro con enojo – Harry Potter intenta meter las narices en los... ¡hip! Asuntos del señor Crouch, Winky jamás hablaría de sus secretos.

La elfina cerró los parpados y cayo de la silla donde se encontraba, varios elfos entraron en pánico y corrieron con un mantel a tratar de taparla.

Harry fue más rápido que todos ellos y se puso junto a Winky para recogerla.

- ¿Estás bien? – la tomo y saco su pañuelo.

Limpio las lágrimas y los mocos de la elfina.

- No debe señor – chillaron varios elfos – por favor no nos juzgue con dureza por culpa de Winky.

- No todos somos como ella – algunos tiraban de su túnica intentando alejarlo de la escena – no nos juzgue como a ella.

Harry negó con la cabeza y levanto a Winky para recostarla en uno una de las bancas largas que había en la cocina.

- No los juzgo – les hablo con calma – tampoco a ella, me gustaría que la comprendieran.

- ¿comprender? – pregunto uno de los elfos.

- Si fueran echados del colegio; de la vida que han conocido desde el principio ¿serian felices?

Los elfos se estremecieron ante la sola idea y a algunos los ojos se le llenaron de lágrimas.

- Sé que no – Harry los miro con una sonrisa amable – Winky fue despedida, por un accidente... por un crimen que no cometió, está muy triste, ¿podrían cuidar de ella?, no permitan que beba, háblenle, tal vez se sienta mejor

PadreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora