89. Sucesos trágicos

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Voldemort había llegado finalmente al colegio junto a sus vasallos, había prohibido a Bellatrix y el resto de mortifagos que vieron a Potter hablar de ello. El solo saber que seguía vivo era una tremenda vergüenza.

Una que no sabía cómo explicar, literalmente había muerto dos veces en el departamento de misterios, la primera vez cuando lo golpeo su hechizo y la segunda cuando cayó dentro del velo de la muerte, no había una explicación para su repentina vuelta.

Enfadado más allá de las palabras solo podía esperar encontrarlo antes de que se supiera que seguía con vida.

Cuando apareció en Hogsmeade junto a varios de sus vasallos estos comenzaron un alboroto, muchos de los habitantes del pueblo se resguardaron en sus viviendas y negocios, y no tenía animo ni tiempo de destruir ese lugar, solo pudo ordenar a sus mortifagos que concluyeran el ataque para dirigirse al colegio.

No había podido ir al ministerio por el resto de sus mortifagos, por lo que sus números en cuanto a magos era escaso, por lo que solo le quedo convocar a la horda de gigantes que ya habían comenzado su traslado a escocia hace casi un año y hace un mes habían llegado.

Quiso juntar a la vez a las manadas de los centauros, pero la manada que vivía en los terrenos del bosque prohibido no había cedido a su persuasión.

Finalmente convoco al resto de manadas de licántropos y a los dementores que sus aliados en el ministerio pusieron a su disposición, por lo que tenía un ejército numeroso.

La falta de información de los mortifagos que se habían introducido en el colegio solo probaba que la misión del hijo de los Nott había sido un fracaso, no habían acabado con Dumbledore.

Solo le quedaba acabar con ese viejo decrepito y con el estúpido niño esta misma noche, si lograba esto no había nada más que se interpusiera en su camino.

Como paso adicional, una vez tomado el colegio, entraría a la sala de menesteres y recuperaría la diadema que había escondido, no podía estar seguro de que el resto de sus Horrocrux no estuvieran destruidos, pero con suerte aun no habrían tenido la oportunidad.

Ordeno iniciar el ataque a sus aliados, lastimosamente el tiempo que perdieron en Hogsmeade había sido útil para sus enemigos, que ahora habían reforzado la barrera del colegio.

Esperaba que fuera una batalla fácil, ya le habían informado que la red flu, controlada por el ministerio, había sido destruida, eso evitaría que nuevos enemigos aparecieran para resguardar el colegio.

O eso esperaba, lastimosamente su suposición había sido errónea, en la distancia alcanzo a ver varios aurores en los campos del colegio, lo que significaba que de alguna manera habían logrado venir.

Aún más enfadado, pues sus planes no estaban yendo en absoluto como el esperaba, arrojo un hechizo a toda potencia contra la barrera del colegio, suficientemente fuerte para destrozarlo.

En este momento se lamentaba un poco, pues aun recordaba que su varita y la de Potter se mezclaban, tenía dos opciones, tomar una de algún mortifago o algún enemigo, o encontrar a Potter de sorpresa y acabarlo.

Decidió tomar la primera opción, lo ideal sería acabar con Dumbledore primero y usar su varita para acabar con Potter, no estaría mal.

Con esa idea ordeno a sus mortifagos y criaturas iniciar el ataque.

Aurores y miembros de la Orden de fénix aparecieron en varias áreas del colegio defendiéndolo, pero ni Potter ni Dumbledore mostraron la cara.

No planeaba entrar en acción hasta ver al menos a uno de ellos. Lo que parecía que tomaría un tiempo, pues el ataque continúo por un largo tiempo y ninguno de los dos mostros la cara.

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