¿¡Potter?!

Capítulo 2

Draco empujó el cuerpo de Harry a un lado, apartandose de él. En el momento en que sus pies desnudos tocaron el suelo, comenzó a caminar sin rumbo por toda la habitación, intentando encontrarle sentido a lo que estaba sucediendo. El frío se refugió en las esquinas de su cuerpo cuando el toque cálido de Harry se alejó de él. Mentalmente, Draco se regañó por pensar eso.

¿Todo este tiempo había sido Potter? Rogó, e incluso se obligó a sí mismo a sentir asco, pero como si Merlín se estuviese riendo de él, lo único que consiguió fue hacer crecer su erección. A pesar de que el tiempo había pasado y de que él ya no fuese un Slytherin, las cosas prohibidas, seguían gustandole.

—Draco yo... —Harry no estaba mejor, aunque no habían llegado a tener sexo, el juego previo lo estaba volviendo loco.—Yo no sabía que eras tú. ¡Tenía los ojos vendados! ¿¡Cómo se supone que iba a saberlo?!

Y aunque en un principio era verdad que Harry no sabía quien era, después de los primeros besos, supo que era Draco, ya que la amortentia que un día olió en la clase de Slughorn, olía igual que la persona sobre él.

Draco seguía exaltado, y no solo él, también su entrepierna. Estaba a punto de volverse loco. ¿Que pensaría su padre si lo viera casí acostandose con Harry? Se supone que era su enemigo. Siempre lo había sido y eso no iba a cambiar por nada ¿o  si?

Volvió a echarle una ojeada a un Harry sin camisa que aún reposaba sobre la cama, su rostro destilaba fragmentos de deseo y nerviosismo. No veía a Harry desde que la batalla había finalizado, y aunque estaba agradecido con él por haber acabado con Voldermort, eso no implicaba meterlo en su cama. Harry estaba más delgado que antes, Draco lo conocía, sabía a que se debía su adelgazamiento. Probablemente seguía culpandose por todas las muertes que ocasionó la batalla. Era lógico para Draco el hecho de no haberlo reconocido hasta ahora. Con su cicatriz cubierta, le sería prácticamente imposible. Harry tenía su edad, pero lucía desnutrido y ojerozo, dando la impresión de un niño menor de quince.

—¿Qué mierda hacías en un club de sexo, Potter? —Draco quiso llamarlo por su nombre, pero a pesar de que ya no estaban en Hogwarts, el ambiente seguía incómodo.

Sus mejillas se ruborizaron.

—Yo... —Harry estabá perdido en sus ideas. Buscando una respuesta coherente. ¿Acaso todos los motivos para ir a sex clubs habían desaparecido? —Solo quería salir... Probar cosas...

—No había sabido nada de tí desde la batalla, pero veo que la fama no ha disminuido. —Draco murmuró, observando el alrededor: toda la habitación decorada al estilo Gryffindor solo por Harry.

—Eh... sí, supongo. —Harry murmuró más bajo aún, jugando con sus dedos, indeciso, o tal vez nervioso.

El ambiente incómodo volvió a reinar en la habitación roja. Harry levantó su mirada hacía el pantalón de Draco, y juro que casí le rezó a Merlín para no decir las palabras incorrectas. —Puedo ayudarte con eso. —señaló el bulto de Malfoy, que lo único que hacía era crecer sin limites.—Si quieres.

Harry acertó, había usado las palabras incorrectas con Draco, porque su rostro remplazó el gesto anterior por uno de enojo. Caminó en zancadas hacía Harry, tomandolo de su corto cabello negro y observando la cicatriz en forma de rayo, a la que realmente no le prestó mucha atención. Guardó para sí mismo el jadeo que le provocó rozar su pantalón con el cuerpo de Harry, y sin mediar, levantó una de sus cejas doradas y habló.

—No te confundas, Potter. —Harry esperaba un golpe, pero agradeció que en lugar de ello, solo agarraran con fiereza su cabello.—Me siguen gustando las mujeres.

Harry colocó su boca muy cerca de la de Malfoy, tentandolo, sus alientos se unían en uno solo: menta y colonia cara. Aún le quedaba algo de dinero al rubio para desperdiciarlo en perfumes. Ambos labios estaban peligrosamente cerca, y justo cuando estaban por tocarse, Harry se apartó, dejando a Draco descolocado. Se dirigió a la salida, no sin antes susurrarle al oído una respuesta que, podía ser el fin o el comienzo de algo: —Por ahora.