Capítulo 61

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Harry hubiese caído de rodillas de no ser porque ya estaba en el suelo. Sus ojos verdes no tardaron en cristalizarse, rodeados de venitas rojas.

Oh, cariño, el amor duele.

—¿Qué has dicho? —preguntó, con un hilo de voz y la mirada sujeta a un punto fijo en la pared.

Draco bajó la cabeza, no podía mirar a Harry.

—Estoy enamorado de alguien más y lo siento terriblemente.

Harry escuchó un latido seco resonar por todo su pecho, llegando hasta las rodillas que se doblaban en el suelo. Arrodillado, sintió como si hubiesen atravezado su corazón que aún latía,
con una lanza. Y Draco, de pie a él, tenía toda la pinta de cazador.

—¿Quién es? —preguntó Harry. Sabía que con ello solo incrementaría el dolor, pero debía hacerlo, algo así como una necesidad, una dolorosa y terrible necesidad que comenzaría a consumirlo.

Draco intentó hablar.

—Harry...

—Draco, necesito saberlo. Necesito saber por quién me reemplazaras.

Hubo un intervalo de tres cortos segundos donde el rubio con alta estatura consideró hablar. Su voz salió seca, palabras dolorosas para el Gryffindor.

—Ella es... una mujer tan increíble que no tengo palabras para describirla, eso es todo lo que necesitas saber.

Harry comenzó a llorar. Un llanto suave, lento y disimulado. De esos de los que más duelen. Era silencioso, tanto que, a pesar de que las lagrimas se rompían contra las comisuras de sus labios, su dolor no conseguía abrir su boca y dejar ir todo aquello que quería decirle. ¿Cuándo había pasado? ¿No habría sido lo suficientemente bueno? ¿Había descuidado algo? ¿Por qué lloraba cuando Draco permanecía serio ante él como si no le doliera? Habían sido tantos años, por dios. ¿Cómo podía estar tan relajado?

—Harry, eso no significa que te he dejado de amar. Siempre tendrás un lugar en...

Y entonces, se calló. O mejor dicho, Harry lo hizo callarse. Pero esta vez no con un beso. La mandíbula de Draco se contrajo. Su mejilla comenzaba a sonrojarse y la zona ardía. La mano de Harry había impactado de manera incondicionada contra su rostro. Draco se calló instantáneamente.

—No te atrevas a decirlo. No tengas el descaro de decir que me amas cuando acabas de dejarme.

Por su parte no hubo una respuesta. Se mantuvo en silencio, no tenía nada que decir. Harry no quería escuchar palabras de consuelo y Draco no sabía decirlas. Eran, al fin y al cabo, un par de tontos que se habían enamorado hasta hacerse mucho daño.

—Draco yo... te amo, joder. Y tú... tú simplemente vas a dejarme. —reprochó, con las lagrimas comenzando a secarse, y al minuto de silencio de Draco, se arrepintió completamente.

—Debemos irnos, Harry. —fue todo lo que dijo. No había una pizca de remordimiento, lástima o tristeza. Era solo Draco en su versión más cruel.

Se alejó del marco de la puerta y Harry retuvo el llanto hasta que sus pasos no se escucharon más.

¿Qué se supone que haría ahora? ¿Era esto siquiera real? ¿Cómo puede alguien que tanto amas simplemente olvidarte? ¿Cómo puede alguien a quien prometes darle la vida, quitarte esta? Draco simplemente había olvidado a Harry, justo como en la pintura: Harry miraba a Draco y Draco no lo miraba a él, porque quizá, su objetivo desde un principio en la vida de Harry, era verlo, pero no observarlo.

Y ahora, justo ahora, quería aferrarse a él. A aquellas piernas largas y fuertes. Aferrarse a sus brazos y llorar hasta arruinar sus camisas con sus lagrimas. Y que él le dijera que todo estaría bien y que pronto serían felices de nuevo, porque habían sufrido tanto para estar juntos que parecía un chiste de mal gusto separarlos ahora. Deseaba justo ahora que Draco saliera de la cocina con una sonrisa genuina y le dijera: " ¡Feliz cumpleaños, cariño! ¿En serio creiste que te dejaría? " pero no era ni su cumpleaños ni aquello era cierto. Quería casarse muchísimas otras veces con él y el simple hecho de que Malfoy pudiera pedirle compromiso a otra persona le rompía aún más el corazón. Deseaba verlo envejecer a su lado y burlarse de que su cabello ya no era tan rubio, de verlo sonreír cuando sus hijos dijeran su nombre, o tan solo despertarlo con muchos besitos en la frente. Pero todo aquello no era posible, porque Draco no lo amaba más.

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