Capítulo 16

1.3K 143 18
                                    

La música adentro sonaba fuerte y eufórica. Las voces, gritos de deseos y cuerpos bailando entre sí, eran el complemento del lugar. Draco observó su alrededor. Habían docenas de mujeres y hombres con poca ropa moviéndose sensualmente alrededor de barras metálicas, y el olor a sexo y lujuria podía olerse incluso en el mundo muggle.

—Harry ¿Cómo conocías este lugar? —la molestia era clara en el tono casí inaudible de Draco.

Las manos del castaño comenzaron sudar, y aunque era probable que terminara golpeado por Draco, decidió provocarlo.—De la misma manera en la que conocía el club de sexo donde nos reencontramos.

Antes de que Draco pudiese objetar sobre eso, una mujer se les acercó. Vestía una mini falda y medias de encaje, su rostro estaba cubierto por un antifaz brillante y alrededor de su cadera habían algunos billetes. La mujer, probablemente de su edad o un poco mayor, se acercó a Draco, extendiéndole la mano para que se pusiera de pie.

Draco ladeó la cabeza hacía Harry, quien estaba endureciendo la mandíbula para no romperle la cara al rubio por mirar de manera descarada a la chica. Draco lo hacía a propósito, no sentía ningún tipo de interés sexual o amoroso hacía ella, incluso hacía nadie más que no fuera o se llamara Harry Potter, pero de la misma manera en la que Harry jugaba sucio, él también sabía hacerlo.

Se levantó de las acolchonados sillones, tomando a la mujer de la mano, no sin antes dirigirle una mirada llena de burla a Harry.

Malfoy comenzó desabotonando su propia camisa blanca y subiendola un poco más arriba de su marcado abdomen hasta que quedó al descubierto, incluso algunas de las lineas cicatrizadas del maleficio Sectumsempra se perdían en sus trabajadas abdominales, donde justamente la mujer vació una copa de vino tinto y comenzó a lamer, jugando con su lengua de vez en cuando y hacíendo que Draco jadeara ante el placer.

No eran gemidos fingidos, Draco realmente estaba teniendo una erección, y eso solo hizo que Harry también tuviera una. Al rubio le encantaba molestar a Potter con otras personas, sabía cuan celoso llegaba a ponerse, y también cuan caliente, porque Harry, lo admitiera o no, tenía un raro fetiche con ver a Draco siendo tocado por otros. Lo veía glorioso, le encantaba el hecho de que todos, mujeres y hombres, desearan a Draco, pero que de la misma manera, solo él pudiera poseerlo.

Draco movía su cuerpo, pegándolo al de la chica y dirigiendo su vista únicamente hacía Harry. No le interesaba la chica en lo absoluto, solo le gustaba provocar a Potter, aunque bueno, su cuerpo no podía controlarse ante una estimulación de ese grado.

Pero entonces sucedió lo que Draco no esperaba. Un hombre comenzó a caminar con dirección hacía la mesa en la que minutos antes se encontraba sentado. El chico era tal vez unos años mayor que él, vestía ropa de marca y una chaqueta de cuero negro, probablemente desgastada a propósito. Se acercó a Harry, preguntándole si podía hacerle compañía, el castaño se sorprendió, hechó un vistazo a unos metros de él, donde se encontraba Draco, quien negaba con la mirada para que lo rechazara, pero aún así, Harry aceptó, mostrándole una risita arrogante y burlona. El castaño estaba listo para pagarle a Draco con la misma moneda.

Hoy sería una noche interesante después de todo.

Draco no estaba feliz, vaya que no. Tenía a un muchacho bastante simpático coqueteandole a su chico, pero como si eso no fuese lo peor, Harry lo hacía frente a él, estaba claro que le encantaba ponerlo celoso a toda costa. Malfoy ni siquiera podía quejarse, había sido él el que había empezado con todo este tortuoso juego, así que en parte, se merecía todo lo que Potter hiciese.

—¿Quién es él? —preguntó el pelinegro, quien tenía cierto parecido a Theo Nott, un antiguo amigo de Draco. El chico del cual Harry todavía no conocía el nombre parecía haberse percatado de las constantes miradas que Draco y él se lanzaban.—¿Lo conoces?

¿¡Potter?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora