Capítulo 27

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Advertencia: este capítulo contiene escenas algo explícitas y mención sobre sangre y suicidio. Muchas gracias por leerme capítulo con capítulo.

Harry caminaba con el paso temeroso, ansioso y nervioso por ver lo que se ocultaba en la habitación del baño, y tras de él, con el rostro cubierto de culpa y pánico, estaba Lucius, quien aún tenía un hilo de sangre en la nariz y los ojos tan abiertos que parecía que se le saldrían. El castaño abrió la puerta, sin mediar, temiendo lo que podía haber tras ella, y cuando su corazón pensó que no podría con otro impacto, llegó uno aún más fuerte. Draco se encontraba en el suelo, con la cabeza caída hacía delante, vestía un pantalón negro y una camisa estrujada y húmeda, manchada de sangre y con las mangas arremangadas hasta el codo. Levantó su cabeza al ver los zapatos de alguien entrar en su territorio. Harry expulsó todo el aire que había estado conteniendo, porque el amor de su vida estaba allí, a unos metros de él y vivo.

Potter examinó en cuestión de segundos el panorama, y su corazón comenzó nuevamente a debatir consigo mismo dentro del pecho. El espejo del baño, sobre el lavabo, se encontraba hecho añicos, sostenido por inercia y regalandole a Harry una vista muy siniestra y descordinada de sí mismo. Algunos pedazos de cristal estaban en el suelo, desperdigados y arrojados, manchados de sangre, la sangre de Draco. Los labios de Potter se entreabrieron y sus ojos comenzaron a picar excesivamente en el momento en el que observó las muñecas de Draco. Sus orbes grises, ojerosos e hinchados; estaban perdidos en ninguna parte, parecía estar tan drogado y fuera de sí, que ni siquiera había notado la llegada de Harry.

Draco dió un pestañeo, sus ojos extraviados le dieron la explicación que Harry estaba buscando. Malfoy se estaba quedando dormido en contra de su propia voluntad, como alguna vez lo hizo en las clases de Adivinación, pero con la gran diferencia de que ahora, si se quedaba dormido, no despertaría nunca más.

En otro doloroso pestañeo, Harry caminó en zancadas hasta llegar al rubio, sin importarle si rompía en más trozos los pedazos de cristales restantes que quedaban en el suelo.

—Draco. —palmeó su rostro, intentando que el chico se mantuviera despierto, pero este solo lo veía con la mirada vaga. Para él, la voz de Harry se escuchaba tan lejos, como si fuese un eco a varias millas.—Tienes que mantenerte conmigo ¿si?

El castaño mordió su labio inferior, intentando no llorar. No podía derrumbarse ahora, pero la imagen de un Malfoy derrumbado y débil, muriendo frente a sus ojos con cada segundo perdido, no lo estaba ayudando para nada.

—¿Harry? —musitó Draco, extrañado.—¿Eres tú? ¿Qué haces aquí? Tienes que dejarme, Harry. Deja de aferrarte a mí. Tienes que irte y dejarme terminar con esto.—murmuró, también al borde del llanto, mientras que Harry ponía todo su peso en sus brazos y lo cargaba.—Harry, te juro que no quería dejarte.

Vaya que las palabras del rubio se estaban incrustando en su pecho. Draco no quería haber dejado a Harry, pero lo hizo. Lo dejó plantado en una fiesta donde no conocía a nadie, y donde las miradas juzgantes le recriminaban lo bochornoso que era. Aún así, Harry estaba allí, salvando a Draco, una vez más. —No te voy a dejar solo, Malfoy. No ahora.

—Harry, él sabe que yo domino la legeremancia, lo hizo a propósito, sabía que yo no permitiría que te hicieran daño. —pestañeó, cansado, sin recordar de lo que estaba hablando, y cuando volvió a acordarse, continuó. Parecía querer dormirse, pero sus ganas de contarle a Harry el por qué lo había hecho, eran más grandes que el sueño. Draco se estaba negando a morir solo porque Harry estaba ahí, de otra manera, hubiese dejado que el sueño lo dominara.— No sabes las cosas horribles que estaba pensando cuando entré en su mente. No lo iba a permitir, aunque eso implicara tener que irme de tu lado, lo haría una y otra vez sin dudar, no podría perdonarme nunca si él llegaba a matarte por mí culpa. Mi padre... —apretó los ojos, como si se arrepintiera de haberlo llamado así, porque en realidad, Lucius no era digno de ser llamado con el nombre que se le daba únicamente a el ser que te protegía y amaba.—Lucius iba a matarte si yo no te dejaba y hacía lo que él quería. Y, Harry... —suspiró, dando a entender por que había tomado la horrible decisión de suicidarse.—; cualquier cosa es mejor que vivir sin tí. —concluyó, haciendo que los latidos del corazón de Harry se dispararan, mientras que los de él solo sabían disminuir.—Incluyendo la muerte.

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