Capítulo 6

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Draco se removió en la cama. Usualmente la suya era cómoda, pero hoy, extrañamente, se sentía más de lo habitual. Abrió un poco los ojos, gruñiendo por lo bajo al observar la claridad. Sintió la textura de la cama y sonrió al ver las sábanas rojas y amarillas que cubrían la mitad de su torso desnudo. Espera ¿Qué? Draco no tenía sábanas rojas.

Se levantó de golpe, observando con esos ojos grises toda la acomodada habitación en la que estaba. Toda la decoración era roja. Las sábanas, las cortinas e incluso la alfombra. Sus ojos se posaron en uno de los muebles a unos metros de él, donde se encontraba Potter tranquilamente leyendo El Profeta.

—¡Eh, tú! —señaló Draco con su dedo índice, haciendo que Harry bajara su periódico con total naturalidad.—¿Que haces aquí?

Harry volvió a subir su periódico y le respondió indiferente.—Es mi casa ¿Qué se supone que haga?

El labio inferior de Draco tembló un poco.—¿T-tu casa?

Potter asintió ante su murmullo confundido sin dejar de leer.

—¿Qué hago aquí? ¿Que pasó anoche? ¿Por qué estoy en boxers rojos?

Después de eso prosiguió la larga lista de preguntas. Harry se levantó del sofa y caminó unos pasos hasta llegar a la cama, donde aún estaba Draco.

—Dormimos aquí ayer. Después de que te desmayastes, me ofrecí a traerte a mi casa, ya que no tenía otro lugar a donde llevarte. —explicó, tan calmadamente que daba gusto escucharlo.—Ah, y sobre tus... boxers, le pedí a mis elfos que te cambiaran de ropa.

—Bien, gracias. —La voz de Draco sonó dura, hasta que recordó lo que Harry le dijo.—Espera... ¿Dijiste dormimos?

—Sí. —afirmó Potter, sin preocupación ninguna.

—¿En plurar?

—En plurar. —concordó, pasando de página el periódico.

—¿Por qué? —Draco tenía ahora una expresión de asco y odio ligada en la cara, pero con todo lo que le dolía el cuerpo, era muy poco probable que se levantara a golpear a Harry.—¿Por qué demonios dormiste aquí, Potter?

—Porque esta es mi habitación, ¿quizá? —el sonido que hacía el periódico de Harry estaba por hartar a Draco.

—¿Acaso no tienes más habitaciones?—preguntó enojado.

Sí, sí tenía, pero a Harry le encantaba molestar a Draco, más aún sabiendo su carácter explosivo.

—No, esta es la única habitación que hay. —se levantó de la cama, dispuesto a retirarse, pero antes de salir, frunció en sus labios una pequeña sonrisita pícara. Estaba listo para joder a Draco.—Por cierto, ten cuidado con las cosas que tocas dormido, algunas pueden morder.

Salió, cerrando la puerta y dejando a un Draco más rojo que el cabello de Ron Weasley.

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