Soy Nashira, soñadora empedernida como mi padre.
Enamorada de un hombre de sonrisa despreocupada y alma hermosa.
Fotógrafa y bailarina de profesión y un alma libre por convicción.
Acompañame a leer este fic 💚
🚫El orden cronológico puede variar d...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Nashira:
+18
Llegamos muertos de cansancio directo a la ducha, extraño la tina del apartamento, me estaba acostumbrando a vivir ahí.
—¿Ya estas lista, amor?— gritó Thomas desde la ducha
—Ya voy!
Me metí y lo abracé por detrás.
Pude sentir que sonrió y se giró a verme.
—Vamos a bañarnos para ir a la cama
—Por favor— dije casi suplicando.
Salimos de bañarnos, me estaba poniendo crema y Thomas me observaba muy seductoramente.
—¿Quieres ayuda con eso? — pregunto
—Si fuera usted tan amable señor Hiddleston!
—Con todo gusto
Tomo el bote de crema y empezó a poner a una de mis piernas, después empezó a poner en la otra pierna y siguió hasta mis pompis y mi abdomen.
No pude evitar soltar un gemido.
—¿Te había dicho que ese es mi sonido favorito de todo el mundo? — dijo sin dejar de untar crema en mi cuerpo
—No lo había usted mencionado, señor Hiddleston— respondí coqueteándole
—Oh, sí lo es
Llegó a mis brazos y a mí espalda, lentamente puso sus manos sobre mis pechos y los masajeo hábilmente. Ponía mis pezones entre sus dedos y apretaba sutilmente.
Me volvía loca.
Sin aviso alguno bajo su mano a mi intimidad y empezó a masajear mi clítoris, esto es la gloria... no tengo ninguna duda.
—Siempre estás tan mojada, mi amor! Me encanta— dijo en mi oído— Ven, siéntate en este sillón
Me sentó al borde del sillón, separó mis piernas y se hinco ante mí, puso mis piernas sobre sus hombros y empezó a meter sus dedos dentro de mí.
Sentía que si me movía demasiado podría caerme, pero poco me importo, pasaba su lengua por mi intimidad con desespero y sus dedos no me habían dado un segundo para respirar.
Tuve una sensación extraña en mi interior era como si me fuera a hacer pipí y rogué que parará.
—¿Que pasa?— dijo desconcertado
—Necesito ir al baño— me pare con urgencia y me dirigí al inodoro.
Pero nada paso... fue muy extraño
—No sé qué me pasó, discúlpame — le dije cuando volví