Soy Nashira, soñadora empedernida como mi padre.
Enamorada de un hombre de sonrisa despreocupada y alma hermosa.
Fotógrafa y bailarina de profesión y un alma libre por convicción.
Acompañame a leer este fic 💚
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Nashira:
Desahogarme con Thomas me hizo bien, sé que el me entendería, se que de su parte ya no había ningún interés romántico quizá podríamos ser amigos.
Le di mi número de teléfono, regresé a mi suite, entre en la tina, con todo el cúmulo de sensaciones que tenía en ese momento empecé a tocarme.
Hace un año que no estaba con Thomas y sin embargo no podía olvidar como me tocaba, como me hace estremecer con tan solo rozar mi mejilla. Estaba sumida en el placer, pensando en Thomas cuando Sam me interrumpió
—Claro que si, mi amor! Sal de la tina para que empieces a arreglarte e irnos. Hoy es mi cumpleaños y festejaremos
Sonreí sin ganas, me envolví en una toalla para ir a la habitación, vi el vestido es... raro, me imaginé algo distinto.
No dije nada, comencé a arreglarme para salir, una hora después íbamos camino a no sé dónde. Sam llevaba un traje color crema, un color muy raro en el pero no le preste atención.
Llegamos a un tipo salón, había mucha gente, en cuanto entramos aplaudieron, no conocía a ninguna persona de aquí.
Sonreí falsamente y seguí caminando.
Tom:
Ver a Nashira tan triste me partió el alma, me límite a escucharla y por un instante toqué su cara, sentí como si mil chispas hubieran salido de ese pequeño roce, pero no dije nada.
Yo iba a estar aquí para lo que ella necesitara, entre al restaurante del hotel para cenar algo, oí un pequeño alboroto como algarabía en uno de los salones, la puerta daba directamente al restaurante, pero no logré ver nada.
Le pregunté a un mesero que sucedía ahí y me dijo que estaban celebrando una boda, sonreí, que romántico casarse aquí.
Leí el menú, pedí pato con guarnición y vino blanco para acompañar.
Mi teléfono sonó y era mi madre.
—¿Cariño, que tal las clases?
—Todo estupendo y más por las casualidades de la vida — suspiré.
—¿De qué hablas? — pregunto
—¿A quién crees que me encontré?
— ¿A quién?
—A Nashi...
—¿Estas bromeando? — preguntó riéndose
—No, está aquí con Sam, se ve tan triste madre, me duele.
