Capítulo 127 - Secreto

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Tom:

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Tom:

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Llegamos a casa después de la fiesta, Nashi traía un vestido rojo hermoso, se pegaba a su cuerpo y yo moría por hacerla mía. Annelise venía dormida y la bajamos con mucho cuidado para que no despertara.

Entramos Nashira y yo a nuestra habitación, entre besos nos quitamos la ropa, quedó solo en lencería, sabe perfecto que eso me provoca y amo que lo haga.

Me separé un poco de ella para contemplarla.

Su cabello alborotado, su piel tan tersa, sus lunares que amo tanto... simplemente es perfecta, la pegue a mi cuerpo, mi erección crecía en su vientre.

Nashi se puso de rodillas, bajo mis bóxers para liberar mi erección.

Mr. Hiddleston...— dejó un corto beso en la punta de mi miembro — no sabe cuánto lo he extrañado.

Mientras hablaba dejaba cortos besos por toda mi longitud, me excitaba demasiado. Por fin lo metió a su boca, no profundamente. Puso una de sus manos para evitar arcadas, empezó a chuparlo y a pasar su lengua por toda mi erección.

Esa boca — gruñía y agarraba a Nashi del cabello para enterrarme más en su boca.

No dijo nada, siguió dándome placer, sentía mi orgasmo muy cerca, no dije nada, Nashi incrementó sus movimientos, no pude más y me corrí en su boca.

Siéntate en la cama — ordene

Nashi obedeció, yo caminé hacia ella, hice su cabello hacia un lado para poder quitar su sostén. Me hinqué y poco a poco quite sus pantis, Nashi se estremeció al roce de mis dedos con su piel.

Aún en esa posición tomé uno de sus pechos, comencé a estimular su pezón, lo llevé a mi boca, comencé a chupar y morder ligeramente.

Nashi gemía ante esa sensación y hacía la cabeza hacia atrás.

Baje lentamente mis besos hasta su abdomen, besé su ombligo y seguí bajando, llegue a su intimidad y pase descaradamente mi lengua por su vagina.

Concentre los movimientos de mi lengua en su clítoris y subi sus piernas a mis hombros.

Siempre tan lista...— dije viéndola a los ojos

Siempre lista para ti, amor — Nashi gemía delicioso

Continué metiendo dos dedos en su intimidad y tocando el punto exacto para que llegara a su orgasmo, unos minutos después de corrió y trate de limpiarla con mi lengua.

Me levante, pero no quite sus piernas de mis hombros y sin previo aviso la penetre, Nashira gimió muy fuerte, agarró las sábanas de la cama.

Thomas, no pares...— gemía y tenía los ojos cerrados

La constelación de mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora