Zombie (OhmFluke)

perder algo.

Una vez el chico quedó solo adentro se apresuró a salir un rato y dar un vistazo.... Sí que era un gran edificio, era enorme, amplio y espacioso.

El castaño caminó y bajo las escaleras, empezando a caminar por las pequeñas calles, grupos de personas se reunían en habitaciones, algunos platicaban otros bebían, algunos otros jugando.

Caminó y siguió viendo por todas partes hasta que vió una cara conocida...

—Earth? Earth eres tú?!— acercándose más.

—Fluke?!! Oh dios no puedo creerlo! Me alegro demasiado que estés bien!!— dándole un abrazo y sonriendo con las esquinas de sus ojos brillando.

—igualmente, me alegra verte de nuevo.

Los dos platicaron por un rato, fueron al comedor y comieron algo, después mientras caminaban por esas pequeñas calles, desde la esquina de una pared una persona no quitaba la vista del chico que tenía un abrigo blanco, fluke era muy atractivo...

Entre las personas que estaban en el albergue, se sentía un ambiente de victoria, era como si hubieran vencido a la muerte, como volver de una guerra violeta. Pero también uno de tristeza, por haber dejado a algunos en el camino, por matar para no morir.

En las calles de la ciudad estaba solamente la muerte, esperando a quien sea para cumplir su labor.

Las cosas parecían ir muy bien, ese día fluke se despidió de su amigo y volvió a su habitación, era ya de noche.

En las bardas los hombres más jóvenes y fuertes eran los que vigilaban el lugar, Kao y los demás estaban allí arriba, sin dejar de mirar... Aquel pensamiento de que al pegar un ojo una horda de enfermos atacara el lugar era insoportable, cada segundo era más inquietante.

—Vamos, adentro chicos! Su turno terminó, descansen por hoy — Los oficiales de las fuerzas militares llegaron para tomar el turno de la noche.

Ohm se dirigió hasta su habitación, la cerró con seguro y después comió algo y durmió como nunca en esos días...

Antes, el pensar en que fluke estaba solo allí en su casa, en plena oscuridad, en peligro probablemente, solamente le hacía pedazos el cerebro.

El planeta tierra tomaba un rumbo diferente, las cosas se modifican y las personas cambian, es cuestión de evolución, tal como lo dijo Charles Darwin, un botánico en su teoría de la selección natural.

Pero de momento no había nada que se pudiera hacer, solamente esperar a algo que probablemente jamás llegaría, el querer traer al viejo mundo de vuelta era aparentemente sólo una ilusión.

El día a comenzado..., El sol es el mismo de siempre, se asomaba travieso por entre las montañas comenzando a salir de su escondite.

El olor a tierra mojada después de una lluvia fuerte y repentina estaba por todas partes, las hojas del color del hierro oxidado podían verse desde la distancia en aquel edificio.

Con mucho dolor de cabeza, fluke abrió sus ojos y se encontró en una habitación diferente a la que solía ver después de despertar, aún así todo era un privilegio mientras no estuviera cerca de aquellas cosas que simplemente causaban terror.

Mientras que él se despertaba, los demás ya hacía algunas horas que se habían levantado, algunas subían a la planta alta para ir con los soldados o expertos en manejar armas para aprender de ellos.

Unas bellas damas repartían alimentos para las personas en el desayuno, fluke adquirió algunos productos y se fue a buscar a alguien con quien comer.

Detrás de las puertas del comedor, estaba el chico rubio que no había terminado de grabar su serie y aún tenía el cabello teñido.

—Buenos días, ¿como estás?— saludó fluke.

—Buenos días fluke, estoy bien, que hay de tí?, Ayer que fuimos por ti, te veías muy asustado, perdiste la conciencia — dando un trago a su jugo enlatado.

—Estoy bien, gracias, y... gracias de nuevo por lo de ayer, si no hubieran venido tal vez ....no lo sé, no se que hubiera pasado — un poco triste

—No es nada, y la idea fue de Ohm, dijo que no quería ponerte en peligro los primeros días...así que esperó y no paró de decir que iría por tí — regalando una sonrisa.

—Como es de esperarse de él, siempre piensa en los demás — sonriendo y abriendo la envoltura de galletas.

De un lado de aquel refugio, Ohm buscaba entre la gente al chico de abrigo blanco, estaba seguro de que lo había visto unos minutos antes pero no había ido luego y lo perdió de vista de inmediato.

Ahora lo estaba buscando, y no lo veía por ningún lado.

Unas chicas se le acercaron...

—Hola! Buenos días Phi Ohm! ¿estas ocupado?— la voz chillona de una de las chicas preguntó.

—pues...no, no lo estoy — aún mirando alrededor para buscar a su amigo.

—Bien! Entonces... podrías enseñarme a mi y a las demás a como una ésto?— sacando el arma que traía en su bolsa— hay mas personas en la planta alta enseñando a otros — sonriendo la chica.

—está bien, vamos.

Lo siguieron y se fueron con el arriba.

—vengan aquí, ahora tomen el arma de manera firme y apuntando al objetivo — sus manos rozaron con las de la mujer de falda corta y de color rojo.

La chica aprovechó para agarrar la mano del hombre alto con el pretexto de que estaba aprendiendo a usar el arma.

—Hey! Alto ahí es mi turno!— una chica de pantalón negro tomó el lugar de la otra y pegó su cabeza al hombro de Ohm mientras este le daba el arma.

—Sujetala fuerte y no lo dejes caer....¡Ahí, viene uno, dispara!— le indicó el hombre que les enseñaba.

Las manos de la chica agarraron el arma y disparó, pero no dió al blanco.

—tranquila, sólo tienes que poner más esfuerzos en ello — tomando el arma y disparando enseguida al enfermo de piel pálida que veía saliendo de entre los escombros.

—Eres muy hábil Phi!— las que estaban con él solamente lo veían a él y no parecían querer aprender.

—Bien...ahora tengo que irme, podemos venir después— bajando las escaleras y descendiendo.

Al parecer se había deshecho de las chicas, y recuperado su libertad.

Ohm fué a su habitación y buscó debajo de su cama las armas que portaba a escondidas de los guardias, hiba a darle una a fluke, las tenía ahí para cualquier emergencia, pero.... No estaban.

El recordaba que las había dejado ahí en la bolsa roja que se había traído de casa, sólo que ahora no había nada ahí.

"Quién podría haberlas tomado?" — pensaba caminando en círculos tratando de deducir donde podrían estar aquellas cosas de alto valor.