Vivir una mentira. RusMex +18

Capitulo 3.

- ¿Vamos por una copa? - pregunto Alemania a Rusia mientras salían de la empresa.

La junta había terminado, todos habían salido y se habían ido por su lado, Rusia solo quería buscar un hotel y dormir un rato, se sentía exhausto.

- Quiero ir a dormir, Ale - murmuro el albino - iré a buscar un hotel y...

- ¿Hotel? ¡no, para nada! - le interrumpió el alemán - vamos a mi casa, puedes dormir en el cuarto de huéspedes - propuso - vamos, te dejo y me voy, tengo... un asunto pendiente - termino mientras miraba la pantalla de su celular.

Rusia lo pensó un momento, no sonaba tan mal, podría dormir unas horas sin necesidad de pagar y sin que URSS estuviese molestando preguntando dónde estaba a cada 2 horas, solo bastaba avisarle que estaría en casa de Alemania, aunque dudaba que le interesará mucho teniendo en cuenta que se fue a beber con sus amigos desde que la junta termino.

- Bien, vamos - dijo Rusia mientras se acomodaba su Ushanka en la cabeza.

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- Pero, aaa aa aaay como me dueleee... - México bailaba al son de la música en sus audífonos mientras barría y tomaba como compañera de baile a la escoba.

Había decidido ponerse a limpiar para aliviar las penas.

Canadá no estaba disponible para juntarse a tomar un café, Argentina estaba muy ocupada atendiendo a sus hermanos más pequeños Honduras y Salvador en ausencia de España, sus hermanos estaban en sus trabajos y Brasil llevaba dias fuera visitando a su madre Portugal. Así que decidió limpiar mientras escuchaba música, después iría a dar una vuelta al parque o tal vez al cine, si, ella sola.

Al final era su día libre.

Se agachó para limpiar bajo la mesa mientras movía las caderas al son de la música.

Se levantó y dió la vuelta mientras seguía cantando.

- ¡AAAAHH! - grito asustada cuando vio en la puerta a un hombre alto, fornido, con un gorrito raro en la cabeza y de ojos verdes que la miraba con los ojos como platos y las mejillas sonrojadas - ¿Q-quien eres tú? - alzó la escoba poniéndola frente a si como un arma - ¿cómo entraste?

- Eso debería preguntarte yo a ti - dijo en voz ronca el joven cuando se recuperó de su shock ¿que hacia esa chica en casa de su amigo? ¿acaso era la mujer de limpieza?

De ser así ¿porque usaba esos diminutos shorts mientras movía así el cuerpo? ¿acaso no se daba cuenta de que podía exitar a alguien con ese movimiento de caderas tan sugerente? porque eso había hecho justamente con él ¿acaso esa era su manera de trabajar?

- Soy México - dijo la chica alzando la escoba con una mano en increíble equilibrio - dime quién eres antes de que te saque a patadas de aquí, cabron.

El ruso alzó una ceja incrédulo ¿era enserio? la chica media la mitad que él, era delgada, pero no mucho, se veía diminuta en comparación con él y obviamente más débil, aún así la mirada decidida en los ojos ámbar de la chica le decía al sovietico que no dudaría en tratar de sacarlo de la casa por la fuerza.

Una parte de él deseo ver aquello, se preguntaba cómo se sentirían esas manos aperladas tocando su cuerpo tratando de moverlo por la fuerza. Y aunque no se lo esperaba, deseo sentir esas manos sobre su cuerpo.

Un amago de sonrisa se formó en la comisura de sus labios.

- Inténtalo, lindura - dijo con una sonrisa cínica y la voz más ronca de lo normal.