Capitulo 29

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Rusia miraba fijamente su teléfono y después alzaba la mirada a la puerta de madera frente a si, con nerviosismo. Sus manos sudaban, sus rodillas temblaban y su garganta estaba seca. Comenzó a teclear en el celular apresuradamente.

- ¿Segura que es buena idea?

Las palomitas de enviado aparecieron y se volvieron azules de inmediato. Rápidamente, la leyenda "está escribiendo" apareció debajo del nombre del contacto.

- Que si, chamo - recibió el eslavo - papá pidió hablar contigo HOY, por eso no estamos en casa, y mi madre llevo a mis hermanos fuera. Para que ustedes pudieran hablar a solas.

"Claro, si me asesina no habrá testigos" pensó Rusia de manera fatalista mientras escribía un seco "ok" a la venezolana que le había dado el mensaje de que el español, patriarca de la familia hispana, quería charlar con el "de hombre a hombre".

Con nerviosismo, del que hace mucho no sentía, se limpio las palmas de las manos con su pantalón y se levantó la ushanka para pasarse los dedos por el lacio cabello en un intento extraño de peinarlo para después colocar de nuevo su tradicional gorro de vuelta en su lugar.

- Vamos Rusia, si puedes con esto - se animó en voz baja a si mismo - ya hablaste con tu padre del asunto, nada puede ser peor - alzó la mano cerrada en un puño tembloroso, dispuesto a tocar la puerta.

- ¡AAAAH! - el grito masculino desde dentro de la casa asusto al ruso tanto que se sobresalto y miro su puño cerrado pensando, en su lapsus nervioso, que había golpeado muy fuerte la puerta y está grito de dolor - ¡LA PUTA QUE TE PARIO! ¡ME CAGO EN DIEZ! - Rusia, atónito, se quedó con la mano en el aire, sin saber si era buena idea tocar. Tomo su celular y comenzó a enviar mensajes de nuevo.

- Tu papá está gritando dentro de casa, parece molesto y discute con alguien - envío - tal ves sea mala idea interrumpirle.

- Jaja no, solo está jugando videojuegos - recibió Rusia en respuesta - toca la puerta, no sea miedoso.

Rusia suspiro, guardo de nuevo el teléfono y aspirando aire con fuerza, tocó la puerta por fin.

- ¡JODEEEEEEER! - el grito de España lo hizo arrepentirse de inmediato y haciendo acopio de toda su fuerza de voluntad, se quedó de pie frente a la puerta, ignorando como su mente le decía "¡Corre!". - ¡Más vale que la razón por la que me levantaron sea buena porque si me salen con que olvidaron la llave les daré de ostias...! - La puerta de abrió casi bruscamente, dejando a la vista a un español con playera casual, audífonos de casco al cuello y un pants de algodón de color gris, el hombre parecía molesto por la interpcion y al ver al sovietico frente a si, abrió los ojos con sorpresa y después la pena se apoderó de su ser - ¡Rusia! ¡Ostia! ¡Crío, lo siento! Pensé que eras alguno de mis hijos... Pero, pasa, pasa, no te quedes ahí...

El hombre se hizo a un lado para brindarle espacio al eslavo de pasar, este asintio agradecido y paso a su lado.

- Pero que grande es este tío... - susurro con asombro el español quien fácilmente le llegaba al hombro al sovietico. Cerro la puerta y camino hacia la sala, donde la televisión mostraba los juegos en línea que estaba usando hace un segundo - siéntate, anda - le permitió al sovietico, señalando un sofá y el joven obedeció mientras España se sentaba en su sillón personal para mirar al albino frente a si - y bueno... ¿Que intenciones tienes con mi hija?

Rusia sintió ganas de reír pues debía darle la razón a su novia, de nuevo.

- Si hablas con papá y te dice "¿Que intenciones tienes con mi hija?" Me deberás una cena, Rus - bromeó México cuando el eslavo se mostró incrédulo al pensar que el patriarca de los hispanos podría ser tan "cliché".

Vivir una mentira. RusMex +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora