Capitulo 42

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Rusia sentía su corazón latir como loco, miraba el teléfono de Canadá como si fuese una granada sin seguro, vio la palidez habitual de Ucrania pasar a una palidez crítica en segundos y después vio como el teléfono se movía bruscamente para demostrar a Bielorusia en la pantalla con una enorme sonrisa.

- ¿TÍA? ¿VOY A SER TIA? - le pregunto emocionada a su hermano mayor agitando el teléfono aún en la mano de Ucrania.

Rusia se quedó en blanco un segundo y después asintió, vacilante, el grito de Bielorusia seguro dejo sordo a más de uno en aquella casa.

- ¿Me estás diciendo que TU, don "hielo ártico" conseguiste a alguien REAL para procrear? - pregunto Kazajistan a la distancia y Ucrania río un poco por la pregunta haciendo que Rusia frunciera el seño viendo como Canadá se mordía el labio inferior para no reír - vaya, mis respetos, que chica tan valiente.

- ¡Vamos a tener un sobrino o una sobrina! ¿Se imaginan? Lo llevaremos de paseo, le compraremos ropa, Ucra le cambiará el pañal porque yo no, que asco - canturreaba Bielorusia y la ucraniana comenzó a alegar aquello último con su hermana menor.

Rusia comenzó a relajarse gradualmente mientras las conversaciones de sus hermanos, felices por la noticia de que su hermano los haría tíos, ahogaban su nerviosismo por la reacción de su padre, al parecer, ellos también habían olvidado que estaba ahí.

- Ucrania, dame el teléfono, los tres, a la cocina, ahora - ordenó la voz fría del patriarca soviético haciendo que sus hijos se estremecieran, Ucrania miro a modo de disculpa a su hermano mayor en la pantalla un segundo antes de entregarle el aparato a su padre y seguir a sus hermanos a la cocina.

Canadá torció el gesto, incómoda y apenada y le entrego el celular a Rusia para dejarlo a solas un segundo, se acerco a su hermano y cuñado que seguían hablando de nombres de bebés para su futuro sobrino.

Rusia y URSS tomaron una gran bocanada de aire antes de alzar el teléfono y ver al contrario en la pantalla.

- Vas a ser papá - soltó URSS. Rusia asintió, nervioso - ¿Ella desea tenerlo? - el joven volvió a asentir - ¿Y tú? ¿Estás preparado para ello?

El albino se quedó en silencio un segundo.

Sabía perfectamente que un hijo era un compromiso enorme, una responsabilidad de por vida que le cambiaría la vida para siempre y aún así, extrañamente, su único miedo en ese momento era el no llegar a ser un buen padre para ese pequeño. Apenas se había enterado del embarazo de México y ya quería conocer a su hijo o hija, quería sostenerlo en sus brazos, abrazarlo, darle todo el amor del mundo y protegerlo que cualquier peligro.

- No se si estoy listo para eso, padre - admitió el albino en susurros, URSS tomo aire en sus pulmones y lo retuvo, Rusia miro fijamente a su padre - pero quiero tener a mi hijo, quiero hacerme cargo de él y de México desde ahora en adelante, no se si este listo para la responsabilidad, pero daré lo mejor de mi.

El hombre soltó el aire, aliviado y soltando una pequeña sonrisa de orgullo.

- Entonces nosotros también lo haremos - soltó con una sonrisa orgullosa, recordando a su viejo amor.

Rusia suspiro de alivio y sonrió, agradecido.

- Avísame cuando vuelvas de América - le pidió su padre - tu y yo tenemos que hablar seriamente.... Además... Quiero conocer a la madre de mi nieto.

La sonrisa de Rusia se expandió por su rostro y sus mejillas se sonrojaron un poco antes de asentir efusivamente.

- Tu madre estaría orgullosa de ti, Rusia, ojalá pudiese verte convertido en padre... - el joven sintió como su corazón se hundía y su pecho ardía un poco - Dale el teléfono a Canadá, se que Ucrania hará un berrinche si cuelgo la llamada y no terminan de despedirse - suspiro URSS mientras caminaba por la sala para abrir la puerta de la cocina, sin esperarlo, Kazajistan cayó al suelo de lleno y Ucrania junto a Bielorusia encima de él. URSS entrecerró los ojos pero no dijo nada, después le tendió el teléfono a su hija para darse media vuelta e ir a su estudio.

Vivir una mentira. RusMex +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora