Capitulo 20

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El aire fresco de la mañana entraba por la ventana, el sol apenas salía. Bajo las cobijas, cómoda y cálida, se encontraba México completamente dormida.

Hasta que el sonido del cantar de un gallo hizo que otros 3 comenzarán a cantar también, haciendo que la castaña abriera los ojos de golpe, asustada.

- ¿Que mierda...? - pregunto asustada mientras se sentaba de golpe en la cama. Desorientada, se preguntaba cómo es que el sonido de los gallos podían escucharse tan cerca, si en Europa nadie tenía gallos en su casa. Con un vistazo rápido miro la ventana con las cortinas bordadas abiertas, los alebrijes moviéndose por el viento y los gallos cantando sin descanso, anunciando un nuevo día - me lleva la... - con fastidio, la mexicana se dejó caer hacia atrás en la cama, recordando que el día anterior había llegado a su casa en su tierra.

Ahora no podría volver a dormir aunque quisiera.

- Ni modo, a levantarse - se dijo a si misma cuando los gallos dejaron de cantar. Se levantó de la cama y se dirigió al baño mientras bostezaba y se rascaba la cabeza con el cabello despeinado.

Se miro al espejo de cuerpo completo, llevaba puesta solo una camisa holgada de color verde que decía "Partido verde" con un tucán enmedio y la ropa interior, se quitó la camiseta para quedarse solo en bragas frente al espejo pues ella nunca dormía con sujetador. Un rubor alcanzo sus mejillas cuando vio las marcas de las manos de Rusia aún presentes en su cintura y caderas, las marcas de los besos en sus senos y vientre la hicieron estremecer un poco, recordando como la apretaba contra si el eslavo mientras ella encorvaba la espalda por las caricias que sus manos le proporcionaban.

Sacudió la cabeza un poco para alejar esas imágenes, se calentaría si seguía recordando al ruso y nunca fue fanática de darse placer a si misma. Se deshizo de la última prenda de ropa y se metió a la ducha mientras tarareaba una canción. Cuando salió de bañarse se envolvió en una toalla y camino a la habitación, mientras escogía la ropa que se pondría ese día; estaba en el rancho, iba a trabajar, entonces no podía ponerse vestidos ni faldas, menos ropa formal.

Mientras tomaba ropa de los cajones seguía pensando en Rusia ¿Que estaría haciendo? Miro su teléfono en la mesita de noche, donde lo dejo después de charlar hasta dormirse con sus hermanos, allá apenas amanecía cuando ella se quedó dormida. Si enviaba un mensaje a Rusia ¿Lo respondería? Pensó un momento la idea y con una sonrisa traviesa abrió el chat del eslavo para después tomarse una foto, escribir un mensaje corto abajo y enviarla.

Con una risita baja dejo el teléfono en la cama y siguió buscando su ropa para vestirse mientras canturreaba.

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- No creo que sea buena idea - decía China.

- ¿Porque lo dices? - cuestionó Rusia mientras se sentaba frente al asiático en la mesa de su, ahora nuevo, departamento.

El asiático había ido a visitar al sovietico cuando esté le dijo que tenía casa ahora, como todo buen amigo, fue desde temprano ese día, era Sábado por la mañana, no tenia mucho trabajo. Pero no tardó mucho en darse cuenta de la marca roja de una mordida en el cuello del ruso que esté olvidó ocultar y rápidamente pregunto a qué se debía, solía ser discreto y no se entrometida nunca en asuntos ajenos, pero Rusia era su mejor amigo de la infancia, tenía que saber quién era a la que el ruso le había dado la confianza para marcarlo así.

Rusia se abstuvo un momento de contarle la verdad a China, se había asustado cuando le pregunto por la marca en su cuello, pero cuando le pregunto por la ausencia de su propia ushanka, ya no pudo seguir ocultando nada. Le había contado lo de México en su totalidad, sin desvelar detalles íntimos, le informo que ahora estaba en una relación con la latina y que no sabía nada de Alemania.

Vivir una mentira. RusMex +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora