Capitulo 73

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CEREZOS...
UFF...
ESTE CAPITULO ESTARA DIVIDIDO EN DOS PARTES... VAMOS A EMPEZAR CON ALGO SUPER SUPER FUERTE, NO ES EXPLICITO PORQUE DEFINITIVAMNTE NO ME DIO LA FUERZA PARA PUBLICARLO ASI, LES JURO QUE LLORABA CADA QUE LO LEIA, ENTONCES SOLO DEJE LAS COSAS IMPORTANTES PARA QUE SE ENTIENDA Y PUES... EL SIGUIENTE... ESE SI NO SE PUEDE HACER MUCHO, VA A SER TRISTE A HUEVO...

ESPERO NO ME ODIEN JAJA Y PUES SI NO ES LO QUE ESPERABAN Y LES CREE ALTAS ESPECTATIVAS AHI DISCULPEN XD

LOS AMO!

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Sus pequeñas piernas recorrían la acera mientras corría, su cabello negro se alzaba en mechones rebeldes que el viento movía, sus ojos azules brillaban de emoción a pesar de tener una bandita de de un corte reciente en la rodilla, su mochila escolar rebotaba contra su infantil espalda conforme avanzaba y una sonrisa inocente bailaba en sus labios mientras apretaba contra su pecho el presente que había preparado con tanto esfuerzo.

Al llegar a su hogar abrió la puerta con emoción, hasta hace apenas unos días su madre le había permitido volver a casa solo sin niñera, se sentía todo un hombre.

- ¡Mutter, ich bin hier! (¡Madre, ya llegué!) - anuncio el pequeño entrando a la casa.

Silencio.

- ¿Mutter? - hablo de nuevo el pequeño.

Silencio.

Al parecer su madre estaba en la oficina, de nuevo. Un suspiro salió de la boca del pequeño antes de quitarse la mochila y colocarla en el gancho de la entrada, con el paquete en manos camino hasta el despacho de su madre, tal vez la encontraría ahí o podría dejar su presente para cuándo llegará ¿Cierto? Entro en el lugar, silencioso y vacío ¿Donde estaban las sirvientas de la casa? Avanzó despacio hasta el gran escritorio de caoba de su madre, se subió a la gran silla para alcanzar el es ritorio y colocó el presente en el mismo, haciendo equilibrio con su cuerpo para poner el presente.

Pero su pequeña mano, con la que se apoyaba, se resbaló sin querer y por poco golpea su rostro con la madera de no ser porque alguien lo tomo de la cintura y lo alzo en el aire para evitar el golpe.

- Cuidado, pequeño amigo - susurro el hombre que había tomado al niño entre sus brazos, para sentarse en la silla con el pequeño en las piernas - ¿Que hacías ahí?

El pequeño solo se quedó en silencio, asimilando el que estuvo a punto de golpearse la cara y que ahora estaba en las piernas de aquel hombre, el asistente personal de su madre, ese que tantos escalofríos le provocaba.

- ¿Dónde está mi madre? - pregunto el niño con voz sería, apretando sus manos una contra otra, podía sentir el temblor en las mismas. Su madre le había enseñado modales, no podía simplemente salir corriendo o gritar que lo dejara en paz, eso iba en contra de la etiqueta y si su institutriz se enteraba, seguro lo castigaría.

- Tu mamá fue a la oficina - susurro el mayor acercandose peligrosamente al oído del niño, provocandole escalofríos - ya sabes... Un asunto importante - el pequeño pelinegro se estremecio con miedo y asco instintivos cuando sintió la mano del hombre tomar su rodilla herida - ¿Y que te paso, pequeño? ¿Te caíste?

El niño asintió rápidamente, su boca estaba seca, su respiración agitada, se sentía incapaz de siquiera decir una palabra.

- Pequeño, hay que tener más cuidado - la mano rugosa acaricio un poco la piel herida y enrojecida - ¿Te duele? - susurro cuando el pequeño se estremecio de miedo, dolor y asco. El niño asintió en un vano intento de hacer que el hombro lo soltara - yo tengo una manera de hacer que deje de doler ¿Te la muestro?

Vivir una mentira. RusMex +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora