Capitulo 25

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Sus manos apoyadas en la barra de mármol apretaban con fuerza el material, el balanceo de sus brazos temblorosos hacian parecer que pronto perdería la fuerza para seguir apoyándose en la barra. El sonido del choque de pieles y suspiros era lo único que se escuchaba en la cocina además de la música a medio volumen que ninguno de los dos escuchaba.

Sus manos se aferraban a la piel desnuda de las caderas femeninas, con fuerza apretaba mientras se sostenía para bombear rápidamente y con fuerza.

- ¡Mhgm~ Syria!~

El árabe rápidamente se inclino para cubrir la boca de Venezuela y parar sus embestidas abruptamente. Miro con pánico hacia la puerta principal y su respiración se calmo cuando escucho que sus hermanos pequeños no habían dejado de pelear en el jardín. Con una media sonrisa volvió la vista hacia su novia que lo miraba desde abajo con los ojos nublados en deseo y pena.

- Guarda silencio, si nos escuchan harán preguntas - le susurro él pelinegro mientras apartaba con delicadeza la mano de la boca de la rubia y acariciaba su mejilla comenzando el balanceo de su cadera lentamente, entrando de nuevo en el interior de ella - no querrás que nos vean ¿O si?

Venezuela soltó un suspiro de placer al sentir de nuevo el miembro de su novio entrar en su interior y negó con la cabeza mientras sus ojos se desenfocaban, nublados en deseo y placer. Syria acercó el rostro de su novia hacia el suyo por el mentón y la beso con delicadeza para comenzar a profundizar el beso al ritmo de las embestidas que comenzaba a renovar con fuerza.

Los gemidos de Venezuela eran amortiguados por los labios de Syria que la mantenía sujeta a su torso, pasando una mano por su vientre y la otra en su nuca, pegandola hacia si mismo mientras la besaba y embestia.

- Mhgm-Ah~ Y-ya voy a... A terminar - gimió a media voz Venezuela cuando se soltó de los labios de su novio.

El pelinegro la inclino hacia adelante, de modo que el vientre de ella chocará directamente contra el mármol de la barra, tomo sus glúteos para abrirlos con fuerza y bombear dentro de ella casi con furia mientras la chica se llevaba las manos a la boca para evitar gritar de placer y con un corrientazo que nació desde su vientre e hizo sus extremidades temblar, Venezuela llegó al orgasmo. Syria, al sentir como las paredes interiores de ella succionaba con fuerza su miembro, no pudo seguir evitando más el momento y con una estocada profunda, se derramó en el interior de ella, haciéndola gemir con fuerza aún con la boca cubierta.

La música sonaba a medio volumen, pero ambos la oían bastante lejos mientras respiraban agitadamente, tratando de recuperarse. Syria sentía la piel de su novia pegada a su mejilla, se había recargado en su espalda mientras la abrazaba por la cintura y sin salir de dentro de ella.

- Chamo, Syria... Pesas - gimió Venezuela después de unos segundos, el árabe se levantó enseguida y se alejó unos pasos para salir de su interior, provocándole un escalofrío a la latina, y colocar su ropa adecuadamente - ¿Y eso porque fue?

Venezuela se enderezó un poco mientras bajaba su falda de dónde Syria la había enrollado en su estómago y acomodaba sus senos de nuevo dentro de su sostén, mirando a su novio abrocharse el pantalón y acomodar su camisa de botones ya arrugada. El hombre se encogió de hombros y miro a la rubia.

- ¿No puedo hacerle el amor a mi novia cuando quiera? - pregunto él sin mirarla, quería esconder su sonrojo.

- Si, chamo, pero eso se avisa - recriminó la joven sintiendo un cosquilleo interno al verlo sonrojarse un poco, como siempre que pasaba eso, le parecía adorable - si me agarrabas frente al cacharro - señaló la estufa - seguro me quemó.

- Te habría acomodado sobre la mesa - soltó el pelinegro encogiéndose de hombros con tranquilidad y mirando como sus hermanos pequeños entraban a la casa en compañía de Líbano, otra de sus hermanas, que recién llegaba. Se dio vuelta y camino a saludar a la mujer.

Vivir una mentira. RusMex +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora