Francia podría jurar que era la mujer perfecta.
Rubia, de ojos azules llamativos, piel clara, cuerpo de envidia, refinada y educada. ¿Que más podía pedir cualquier caballero de su clase en una mujer?
Eso era lo que le repetía su padre hasta el cansancio, desde niña "eres perfecta hija mía, eres simplemente perfecta para engendrar y parir al mundo hijos aún más perfectos que sean tus herederos". Y Francia lo creyó.
En la preparatoria privada en donde estudiaba, iba con el pensamiento de su padre grabado en la piel, nadie era digno de ella, nadie que su padre no aprobará.
Fue entonces que conoció a Inglaterra, ese joven de rostro serio, recto y lánguido qué hablaba con rectitud y refinamiento, un digno caballero de la clase alta que esperaba su padre para ella.
Pero Francia no lo notaba a él.
Al lado del rubio, siempre iban tres chicos más, uno de cabellera rojiza, ojos verdes y sonrisa sencilla, Irlanda. Otro de cabellera albina, ojos grises y mirada sería, Imperio Austrohungaro. Y luego estaba ÉL.
Un chico de sonrisa amable, dulce y llamativa, de ojos almendra, con brillo único y mirada conmovedora. De cabello castaño desvaido, casi rubio. De la misma clase que ella, alegre, divertído, sencillo y único. España.
Se enamoró de él desde el primer instante.
De sus ojos profundos, de su sonrisa sencilla, de sus miradas traviezas, de su risa contagiosa, su acento, su nariz respingada, su barba naciente, su suave cabello, su cuerpo tonificado. De todo.
Trato de llamar su atención muchas veces.
Como la dama que era, su padre le prohibía socializar con hombres sin una dama de compañía o amiga, por lo que Francia se llevaba consigo a Apache, la hija de la dama de llaves de su casa, su vieja y única amiga.
- Es que es tan lindo, Pachi - le decía Francia emocionada y la morena sonreía enternecida.
- Deberías decirle de una vez lo que sientes por él - le había dicho la pelinegra.
- ¿Estás loca? ¡Una dama nunca haría eso! - exclamaba exaltada la rubia.
- Yo lo haría...
- ¡Claro que no, Pachi! - así le decía la rubia a la morena de cariño - podrás no ser de sangre noble pero eres mi amiga y por lo tanto, eres una dama - decía la jovencita orgullosa.
Diario compartía almuerzo con el grupo de jóvenes. España siempre le hacía plática junto con Austrohungaro, Irlanda a veces intervenía en la conversación y todos se llevaban muy bien, a excepción de Inglaterra. El rubio pocas veces le dirigía la mirada, nunca le hablaba.
Cuando estaban a punto de graduarse de la escuela, España se fue de vacaciones con su padre. Francia lo extraño como nunca, lloraba casi a diario, esperando que en sus paseos vespertinos pudiese ver al español de regreso con su alegre sonrisa, charlando con su vecino Inglaterra, quien también se había marchado semanas atrás. Pero pasaron los meses y España no llegaba.
En cambio, veía a Apache desganada, ojerosa, dormía muy poco y lloraba en silencio cuando creía que Francia no la veía.
- ¿Segura que te sientes bien como para acompañarme? - le había preguntado la francesa al ver sus ojeras marcadas.
- No te dejaría sola - le sonrió la chica a la rubia y esta la abrazo.
- Prométeme que serás mi amiga siempre - le había pedido.
- Estaré contigo siempre que me quieras a tu lado, Frany - le respondió Apache abrazándola de vuelta.
Ese día, los ojos de la francesa se iluminaron cuando su padre le informo que ese día oficialmente anunciaría a su prometido. La rubia, se emocionó, pues había visto, con suma alegría, al español en el patio de su casa, bajando sus maletas del auto junto a su padre.
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Vivir una mentira. RusMex +18
SonstigesDespués de irse a vivir a casa de su novio de toda la vida, México se siente más sola que nunca. Lloraba hasta dormirse a causa de su soledad, hasta que el amigo de su novio cayó a casa de visita. ADEVETENCIAS: La historia es principalmente RusMex...