Capitulo 28

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- ¿Entonces me estás diciendo que dejaste a don señor cubo de hielo Alemania por otro cubo de hielo, pero ruso? - pregunto una morena de curvas exhuberantes, acostada sobre la cama de sol de la azotea, ella estaba en bikini color amarillo y gafas de sol.

- Bueno... Si - México se rasco el brazo y volteo la mirada hacia un lado, incómoda y apenada - bueno, realmente el me terminó a mi...

Habían pasado tres días desde que Brasil había llegado a su casa, la morena había llevado aún más ambiente a la casa de la castaña. La música sonaba a todo volumen a diario, la brasileña se levantaba temprano para ayudarle a la señora Sofía a hacer la comida o eso decía ella, cuando en realidad solo ponía la música a medio volumen y bailaba alrededor de la mujer que reía de las ocurrencias de la joven pelinegra. México había mejorado mucho de humor, reía a carcajadas de las anécdotas y ocurrencias de su prima, la llevaba a los entrenamientos de charrería y paseaban por el pueblo mientras esperaban a qué Antonio saliera de su entrenamiento. En ese momento se encontraban desde la tarde tomando el sol en la azotea, a petición de Brasil y fue cuando la morena decidió que debía preguntar por el curioso gorro con el que había visto a su prima cuando llegó y con el que dormía abrazada cada noche, incluso si dormía ella en la misma cama, lo que desencadenó a qué México se sentará con las piernas en jarra en su propia cama de sol y le contara la historia de principio a fin.

Brasil se enderezó un poco para apoyarse en un codo, mover hacia abajo sus lentes de sol con una mano, lo suficiente como para que sus ojos fueran visibles y alzó una ceja, incrédula.

- ¿Que permitiste que ese Alemania terminara contigo? - cuestionó sorprendida.

- Bueno... Esque yo también me acosté con su mejor amigo, Bras - dijo la castaña.

- Y el con tu irmão (hermano) - respondió la morena recostando se de nuevo en la cama de sol, acomodando sus lentes. México suspiro.

- Bueno, eso es algo que ya en realidad no me afecta mucho ¿Sabes? - respondió mirando hacia los árboles frutales de la enorme huerta - honestamente... Siento que desde que comenzamos, había algo que no nos conectaba por completo...

- ¿Y con Rusia si? - cuestionó Brasil.

- Pues... - susurro la castaña mirando sus manos una con otra - yo... - suspiro - ¿Te conté que Nana Inca le encargó cuidarme?

Brasil se enderezó, sentándose en la cama de sol, levantó sus lentes, colocándolos como diadema en su cabeza y miro a su prima.

- a sério? (¿Enserio?) - pregunto y México asintio - bueno... Eso es nuevo - bromeó - Inca no confía en casi nadie...

- Lo se, por eso es que siento que con Rusia las cosas irán bien - México se llevó las manos al rostro y se tallo los ojos para jalarse el cabello un poco - me estoy llendo como gorda en tobogán, Bras y me asusta mucho... Pero extrañamente siento que estoy haciendo las cosas bien - susurro por fin.

- ¿Lo quieres? - pregunto la morena después de tomar las manos de su prima entre las suyas, evitando que su prima dejara de jalarse el cabello.

- Yo... - la mexicana suspiro, resignada. No tenía caso evitar decirlo - si, lo quiero, lo quiero mucho...

Brasil sonrió de lado y acarició con los pulgares la piel canela de México.

- No te sientas mal por querer a alguien, Mex - le dijo mirándola a los ojos - se nota en tus ojos como eso te conflictua, pero al corazón, nosotros no le ponemos las reglas. Lo que Alemania o Italia o quién sea llegué a sentir, no importa ya - con cariño le acomodo el tirante de la blusa que bajaba por el hombro de la mexicana - has estado mucho tiempo haciendo y pensando en otros, en el bienestar y felicidad de otros... Es hora de que pienses en ti, es hora de que te ayudes a ti misma y busques tu felicidad.

Vivir una mentira. RusMex +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora